5 claves para que las empresas aporten a los ODS
El Centro ODS los invita a inscribirse en el último curso virtual gratuito sobre empresas y desarrollo sostenible.
13/8/2020
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La pandemia del Covid-19 ha generado retos urgentes para el sector empresarial. Además de la crisis de la salud pública, por cuenta de la pandemia estamos muy cerca de vivir una recesión sin precedentes en América Latina y el Caribe. Como lo han advertido organizaciones multilaterales y centros de estudio, las medidas de aislamiento y los cambios sociales en los países pueden provocar una contracción regional promedio de -5,3% para 2020. 

Teniendo en cuenta este panorama tan complejo, el Centro ODS para América Latina y el Caribe de la Universidad de los Andes (CODS)  lanzó recientemente el segundo curso online sobre desarrollo sostenible. En este último, diferentes profesores explican los conceptos básicos para construir empresas sostenibles. En el curso también se proponen reflexiones para replantear el futuro de las empresas teniendo en cuenta los límites impuestos por la naturaleza y las nuevas demandas de la sociedad. 

A continuación les presentamos cinco claves para construir una empresa sostenible. Para profundizar en ellas, les recomendamos inscribirse al curso virtual. 

1. El desarrollo sostenible es indispensable para el éxito empresarial  moderno 

El cambio climático es una realidad y el planeta se enfrenta a presiones de varios tipos. Con el enfoque de desarrollo sostenible, la sociedad reconoce los límites impuestos por la naturaleza y busca satisfacer sus necesidades buscando no afectar las necesidades de generaciones futuras. Así las cosas, las empresas deben propender por ayudar a conseguir el bienestar social y adaptarse al cambio climático. 


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El profesor Bart van Hoof‬, de la Facultad de Administración de la U. de los Andes, justamente señala en el curso virtual que, a diferencia de los años setenta, cuando los parques industriales eran percibidos como fuentes de desarrollo, hoy en día este tipo de infraestructuras se asocian más a factores negativos como la contaminación y los efectos adversos en las poblaciones colindantes. Con las normas ambientales que se formularon en la década de los noventa, las empresas comenzaron a ser evaluadas no solo por su aporte económico a la sociedad, sino por sus impactos ambientales y sociales.

Este cambio generó nuevas dinámicas en las cadenas económicas. Por ejemplo, las sanciones sociales a las empresas que vulneran el medio ambiente comenzaron a aumentar significativamente en la década del 2000, donde también entraron en auge las redes sociales y se mejoró sustancialmente la conectividad en el planeta. Teniendo en cuenta estas sanciones, los bancos también comenzaron a limitar sus créditos frente a empresas con baja reputación social y ambiental. 

En las últimas dos décadas, la mayoría de empresas comenzaron a priorizar los aspectos críticos de su operación para mejorar su desempeño así como a crear nuevos sistemas de gestión teniendo como base la cultura del desarrollo sostenible, la cual busca, a grandes rasgos, que las empresas ayuden a mejorar el entorno en el que operan. 

2.Entender la empresa  

Para implementar una estrategia de sostenibilidad es clave entender la empresa a la luz de los desafíos modernos. En el curso se propone analizar dos elementos en ese sentido: el modelo de negocio y la cadena de valor.  También se recomienda analizar dos factores claves: los servicios ecosistémicos y cómo la empresa se relaciona con estos y los stakeholders, es decir, con  todos los actores involucrados . Si se amplía el conocimiento tanto de la empresa como de su entorno, será factible aportar a los ODS. 

En el texto “Estrategia y Sociedad”, escrito por Michel E. Porter y Mark R. Kramer, profesores de la Universidad de Harvard, se discute justamente la necesidad de ampliar el conocimiento sobre las empresas y explorar a fondo conceptos como el de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y valor corporativo. En la actualidad, señalan, las empresas deben “lograr el éxito comercial en formas que honren los valores éticos y respeten a las personas, las comunidades y el ambiente natural”(Porter, Kramer, 2006, p.5). Para lograrlo, es clave que las empresas evalúen su desempeño económico evitando conductas ambientales y sociales perjudiciales a corto y largo plazo. De la misma manera, deben tener en cuenta la aprobación de la comunidad y sus representantes para hacer negocios. Es clave, entonces,  conocer la empresa para dimensionar hasta  qué punto se puede impactar el entorno mientras se genera valor para la compañía.

Las empresas deben apuntar hacia una cooperación con la sociedad y su desarrollo. Para lograrlo, los autores señalan que deben existir unos marcos básicos que deben emplear las compañías para entender la competencia y guiar su estrategia de negocios incorporando una perspectiva social. Así, las empresas pueden provocar impactos positivos  en la sociedad a través de sus operaciones y en las actividades de cada punto de la cadena de valor.  También es clave garantizar la buena salud del contexto competitivo para beneficiar a la empresa y la comunidad. Los autores recomiendan, entonces, tener en cuenta cuatro grandes áreas: la cantidad y calidad de los insumos; las reglas e incentivos que rigen la competencia; el tamaño y sofisticación de la demanda local y la disponibilidad local de industrias de apoyo.

Es necesario, entonces, que las empresas añadan una dimensión social a su propuesta de valor, convirtiendo el impacto social en una parte integral de la estrategia. Y, en definitiva, los autores señalan que cuando una empresa bien gestionada aplica sus vastos recursos, experticia y talento de gestión a los problemas que entiende y en los que posee un interés, puede tener un mayor impacto sobre el bienestar social que cualquier otra institución u organización filantrópica.

3.Definir la materialidad 

El análisis de la empresa es un paso previo para identificar la materialidad, la cual se nutre de  todos los asuntos sociales y ambientales que inciden directamente en el desarrollo del negocio. A manera de ejemplo los profesores hablan sobre una empresa petrolera, la cual genera impactos directos en el uso de agua, por solo mencionar uno de los factores. Para desarrollar una estrategia de sostenibilidad, dicha empresa debe trabajar por generar impactos positivos en esos asuntos que, por sus características, puede afectar. 

Las empresas, idealmente,  deben trabajar para reflejar los impactos relevantes a nivel ambiental, social y económico de la compañía. La materialidad, se explica en el curso, también se puede definir como el umbral que define los aspectos que son lo suficientemente importantes como para actuar e informar sobre ellos. Para definir la materialidad, las compañías deben tener en cuenta los riesgos e impactos relacionados con los servicios ecosistémicos y los grupos de intéres. 

En las rendiciones de cuentas, las compañías deben especificar cuál es la materialidad y cómo están trabajando para generar impactos positivos. Para lograrlo es necesario establecer un diálogo con los sectores sociales afectados así como un estudio riguroso de los aspectos ambientales afectados. Se necesita, señala el curso, descripciones detalladas sobre cómo una empresa impacta en cada aspecto material, estableciendo tiempos específicos. 

4.Priorizar ODS 

Después de definir los asuntos materiales (sociales y ambientales), las empresas deben establecer cuáles van a ser los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a los que van a aportar y cuáles van a ser las metas específicas que van a cumplir en ese sentido. Para generar impactos positivos en los ODS, es recomendable que la empresa sea realista y establezca unos objetivos acordes a las contribuciones que puede realizar. A manera de ejemplo hipotético, los profesores señalan que invertir en innovación, por ejemplo, puede contribuir directamente al ODS 7, sobre energía asequible y no contaminante. 

En el curso encontrarán algunas recomendaciones que aparecen en el libro “Strategy on the Sustainability Frontier”, escrito por Gregory Unruh, Profesor de Liderazgo de Valores en la Universidad George Mason. Para contribuir a determinados ODS, el autor habla sobre la necesidad de que la empresa defina cuáles son sus recursos, capacidades y activos para entender cómo puede aportar la empresa a la Agenda 2030 y en qué lugar se ubica dentro de los problemas de sostenibilidad. 


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Para definir el aporte a determinados ODS, en el curso se habla sobre un “triage” básico de sostenibilidad construido con tres preguntas: ¿Se puede resolver este problema sin la participación de nuestra empresa? ¿Se puede resolver este problema materialmente más rápido con la participación de nuestra empresa? ¿Puede la solución de este problema afectar sustancialmente nuestro negocio?  Hacer este primer ejercicio puede ayudar a la empresa a direccionar eficientemente los recursos e intervenir ejes estratégicos para la empresa y contribuir a ODS específicos. Para medir el alcance de la intervención, las empresas deben evaluar sus impactos a la sostenibilidad en su cadena de valor, en la operación, en los productos y servicios que ofrece o en sus segmentos de mercado. 

5.Plantear proyectos para impactar los ODS 

Para aportar a los ODS,  el curso recomienda seguir un marco lógico para la planeación y base de los proyectos. Por esta razón, el curso virtual les brinda elementos a los estudiantes para estructurar proyectos con impacto real, metas y un ajuste con el cumplimiento de los ODS, impulsando, a su vez, acciones focalizadas para mejorar la sostenibilidad de la empresa. 

Para generar proyectos exitosos es clave tener en cuenta cuál será el propósito, a quiénes estará dirigido, cómo se alcanzarán los resultados y cuáles son las acciones requeridas para alcanzar ese propósito. Se deben definir metas claras ajustadas a los ODS, como por ejemplo, garantizar la conservación de 50 hectáreas de bosque forestal en determinada región donde la empresa está impactando.  Es deseable que las metas del proyecto estén ajustadas a metas determinadas de los ODS. 

Para que los proyectos tengan éxito deben tener propósitos claros y partir de necesidades acordes con la operación de la compañía. Se trata de definir la contribución que la empresa hará a determinada necesidad, como la cobertura forestal, por ejemplo. También es clave que dicho proyecto cuente con un público objetivo que se verá beneficiado con los resultados del proyecto. Con dos o tres resultados focalizados, los aportes a los ODS pueden ser más concretos. 

Para terminar, los expertos señalan que “las contribuciones de las empresas a las metas de los ODS son desarrolladas a través de proyectos. Y los resultados concretos y tangibles resultantes de los proyectos desarrollados por las empresas deben estar alineados con algunas de las metas de uno de los ODS. Por ejemplo, un proyecto de reforestación de una fuente hídrica aportado por una empresa, o un grupo de empresas, que aporte hectáreas reforestadas contribuye a la meta 6 del ODS6”.

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