(Bogotá, 1 de marzo de 2019). El pasado viernes 15 de febrero, la Alcaldía Mayor de Bogotá declaró la alerta ambiental en toda la ciudad debido a los altos niveles de contaminación del aire que se detectaron en el ambiente. Con el fin de mitigar los efectos que la desmejorada calidad del aire podía tener sobre la salud de los bogotanos, se tomaron medidas tanto preventivas como restaurativas. Entre estas, se impuso una restricción vehicular durante el fin de semana y se repartieron tapabocas a los habitantes de las zonas más afectadas.
A pesar de que unos días más tarde se levantaron tanto la alerta ambiental como sus correspondientes medidas, resulta necesario comprender que esta no es una problemática exclusiva de Bogotá ni tampoco un fenómeno pasajero. Por el contrario, mejorar la calidad del aire es un desafío para la mayoría de ciudades principales en América Latina y el Caribe y encontrar una solución es mucho más complejo que restringir por unos cuantos días el uso de vehículos particulares.
En este sentido, el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS) analizó esta problemática con el apoyo de varios expertos en la región para determinar las causas y los efectos del problema, el estado actual de la calidad del aire en las principales ciudades latinoamericanas y encontrar posibles soluciones a esta problemática.
¿Cuáles son las causas de la mala calidad del aire?
Para comprender qué es lo que causa la contaminación del aire y los principales efectos que esta puede tener sobre la salud humana, el CODS entrevistó a Jorge Bonilla, profesor asociado de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. “Hoy en día estamos discutiendo un agente contaminante que se llama material particulado. Este es un conjunto de partículas que se encuentran suspendidas en el aire de manera gaseosa o líquida y que, dependiendo de su tamaño, pueden entrar a los pulmones, llegar al torrente sanguíneo y afectar gravemente nuestra salud”, explicó Bonilla. El experto nos recalcó que las partículas más preocupantes son las de menor tamaño (las de 2.5 micrones, siendo un micrón la milésima parte de un milímetro), pues son fácilmente inhalables por el ser humano.
Ahora, ¿qué causa ese material particulado? Un reporte de la Climate and Clean Air Coalition (CCAC) indica que la calidad del aire en zonas urbanas se ve afectada principalmente por: (a) la extracción de carbón, petróleo y gas, (b) las emisiones provenientes de vehículos automotores y (c) las plantas eléctricas. Otras fuentes de contaminación son la quema de residuos, las estufas a leña, la agricultura y las fábricas e industrias.
¿Cuáles son los impactos de una mala calidad del aire?
Teniendo en cuenta lo anterior, es posible preguntarse cuáles son los efectos precisos que el material particulado puede tener sobre nuestra salud. En la Conferencia número 68 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) —que tuvo lugar en 2015 en Ginebra, Suiza— los países del mundo reconocieron que la contaminación ambiental es una problemática de salud pública. En dicha conferencia, se estimó que este problema cobra 3,7 millones de vidas cada año: 80% debido a afecciones cardiovasculares, 14% debido a enfermedades pulmonares e infecciones respiratorias y 6% debido a cáncer pulmonar. En efecto, una evaluación del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) descubrió que el material particulado está estrechamente relacionado con la creciente incidencia del cáncer en el mundo.
Así, el panorama se vuelve incluso más gris cuando se constata que los niños son la población más vulnerable a la contaminación. Debido a que estos tienen un ritmo respiratorio más acelerado y se encuentran más cercanos al suelo, se estima que inhalan las partículas más contaminantes. Asimismo, se ha probado que la exposición al aire contaminado durante el embarazo puede provocar partos prematuros y derivar en graves problemas de salud para el recién nacido en etapas posteriores de su vida. En 2018, la OMS estimó que más de 600.000 niños menores de 15 años mueren a causa de enfermedades asociadas a la mala calidad del aire.
¿Cuál es el estado actual de la calidad del aire en América Latina y el Caribe?
Ahora bien, cabe decir que en América Latina y el Caribe el diagnóstico del este problema no es tan negativo como en otras regiones del mundo (como en África y el Sudeste Asiático). Sin embargo, un exhaustivo reporte de la Pan American Journal of Public Health establece que en Latinoamérica mueren cada año aproximadamente 138.000 personas debido a la contaminación del aire (en espacios tanto exteriores como interiores), por lo que esta es una problemática que no puede ser ignorada. No obstante, aquí nos vemos enfrentados a otra dificultad: ¿cómo pretendemos solucionar un problema del cual si siquiera conocemos su magnitud? Según un reporte especial de la Revista OPS/ PAHI, tan solo 17 de los 33 países de América Latina contaban para 2016 con sistemas oficiales de medición de calidad del aire, lo que no permite tener datos claros y certeros acerca de esta problemática en el región.
¿Cómo está avanzando la región para solucionar esta problemática?
A pesar de lo anterior, los países latinoamericanos han reconocido que este es un problema de política pública que necesariamente debe incluirse dentro de la agenda, por lo que hay diversos ejemplos de buenas prácticas que los gobiernos han comenzado a implementar. Un informe de UN Environment enumeró algunas de estas prácticas como ejemplos a seguir:
- En Chile, el Ministerio de Ambiente ha adoptado un programa de calefacción sostenible mediante el cual intercambia estufas de leña por estufas a gas. Este programa se ha implementado en ciudades donde la quema de leña afecta gravemente la calidad del aire.
- Para promover el uso de combustibles limpios, el gobierno de Costa Rica ha otorgado subsidios para que los ciudadanos cocinen con LPG en lugar de leña.
- Para mejorar la calidad del aire, en tres áreas metropolitanas de México se ha promovido el uso de combustible diesel con bajo contenido de azufre. Aunque el estándar nacional es de 500ppm, el diesel en estas áreas es de 15ppm. Esto garantiza que, en lugares de alta densidad demográfica, se utilicen combustibles más limpios.
Estas, y otras iniciativas sostenibles, son aquellas que debemos impulsar para remediar los problemas de calidad del aire. Pero, ¿por qué no se ha avanzado en este tema? Según Jorge Bonilla, hay tres factores que inciden en la falta de búsqueda e implementación de soluciones. En primer lugar, hay una falta de voluntad política: hay otros temas que tienden a ser más importantes —como la seguridad, la economía y la paz — y que pasan a un segundo plano las problemáticas ambientales en la agenda local, regional o nacional. En segundo lugar, hay una falta de coordinación institucional: la calidad del aire es un tema transversal en el que deben estar involucrados diferentes sectores (ambiente, salud, transporte, entre otros). Finalmente, se puede tratar de cambiar el comportamiento de las personas a través de incentivos y, algunas veces, esos incentivos deben ser de carácter económico. Así, se pueden imponer impuestos por contaminación, tasas compensatorias, peajes urbanos u otros incentivos que generen resultados reales.