Cinco claves para entender la conferencia sobre la evaluación global de la biodiversidad
La tercera sesión de la Cátedra Nuestro Futuro estuvo a cargo de Ana María Hernández, presidenta de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) .
4/2/2020
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No es necesario tener posgrados o un doctorado para hablar sobre biodiversidad. Los seres humanos crecemos, dormimos, comemos, nos vestimos y morimos con la biodiversidad. En síntesis, la biodiversidad no es algo ajeno; hace parte de nuestras vidas. Esta fue la idea con la que Ana María Hernández, presidenta de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), comenzó su conferencia en la Cátedra Abierta Nuestro Futuro, organizada por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS) de la Universidad de Los Andes.

Su conferencia se tituló “La biodiversidad colombiana y la evaluación global sobre biodiversidad y servicios ecosistémicos”, y al final contó con una charla que moderó Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes, y en la que participó Germán Andrade, biólogo e investigador del CODS. En esta sesión, Hernández y los moderadores articularon las discusiones de las sesiones anteriores — en las cuales se profundizó en el cambio climático y en la crisis socioambiental del planeta — con los escenarios de soluciones para el futuro.

En un primer momento, Ana María Hernández explicó el trabajo de la plataforma internacional que dirige. Ella, como primera presidenta de esta plataforma ha sido la encargada de presentar ante los 132 gobiernos que participan en esta iniciativa el Reporte Global de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, uno de los informes más completos y recientes sobre biodiversidad en el planeta. El IPBES, vale la pena señalarlo, alertó en este reporte que por lo menos un millón de especies en el planeta están en riesgo de extinción. A continuación les presentamos cinco mensajes clave de su conferencia:

1. El deterioro de la biodiversidad y sus impactos en la vida humana

Hernández comenzó con algunos datos para dimensionar el problema: 2 billones de personas dependen de la madera para generar energía y 4 billones dependen de la medicina natural. Además, el 75 % de los cultivos para la alimentación, incluyendo frutas y vegetales, dependen de la polinización. No obstante, a pesar de que el rol de la naturaleza es fundamental para estos fines, el ser humano está afectando seriamente estos recursos con su explotación desmedida y el uso de materiales poco biodegradables como el plástico: el 85 % de los humedales han desaparecido y el 66 % de la superficie de los océanos está experimentando altos impactos (por solo mencionar un dato: la mitad de la cubierta en los arrecifes de coral se ha perdido desde 1870).

Producto de las acciones humanas, por lo menos 680 especies de vertebrados han enfrentado la extinción desde 1500. A nivel global, explicaba Hernández, más del 40 % de las especies de anfibios, casi un tercio de los arrecifes de coral, los tiburones y un tercio de los mamíferos están en la categoría de amenaza. Estas proporciones sugieren que de un estimado de 8 millones de especies de plantas y animales (75 % de los cuales son insectos), hoy alrededor de un millón están amenazados de extinción.

Cuando revisó las cifras recientes, Hernández explicó que entre 1970 y 2016 un total de 559 razas de mamíferos domesticados para la alimentación y la agricultura (de las 6.190 registradas) se extinguieron y al menos 1.000 están en peligro. Seguir en esta vía, aseguró la experta, significa enfrentarnos como especie a un “alto nivel de incertidumbre”. Las funciones de los ecosistemas, por ejemplo, están en peligro. “Como es tan rápido el ritmo de extinción, ni las plantas, ni los animales ni el ser humano están en capacidad de adaptarse a los cambios. Se están complejizando nuestra relaciones socioecológicas”, dijo.

2. Los motores de la pérdida de biodiversidad

Hernández identificó cinco causas directas de la crisis que enfrenta la biodiversidad: cambio en el uso de la tierra y el mar; explotación directa de la superficie terrestre; cambio climático; contaminación y especies exóticas invasoras. Estos factores han generado, por ejemplo, que el 47 % de los ecosistemas naturales están deteriorados y que la integridad biótica — es decir, la abundancia de especies presentes de forma natural— haya disminuido un 23 % en el planeta.

La agricultura nos da el sustento de la vida, decía Hernández, pero la expansión de la frontera agrícola está deteriorando los ecosistemas a tal punto que el 75 % del territorio del planeta ya está intervenido. A manera de ejemplo está la pérdida de 100 millones de hectáreas de bosques tropicales en América Latina entre 1980 y 2000 por el aumento en la cría de ganado. El pastoreo, de hecho, abarca cerca del 25 % del total de tierras no cubiertas por el hielo y el 70 % de las tierras áridas.

Sobre el segundo punto, la explotación de la superficie terrestre, Hernández señaló que cada año se extraen aproximadamente 60 mil millones de toneladas métricas de recursos renovables y no renovables, cifra que se ha duplicado desde 1980. La producción industrial de madera en rollos, por ejemplo, está disminuyendo pero la cosecha y venta ilícita representan entre el 10 % y el 15 % de la producción maderera mundial. Adicionalmente, el 33 % de las especies marinas son objeto de captura excesiva.

El cambio climático, como se señaló en la conferencia anterior, también está afectando drásticamente los ecosistemas. Desde 1980 las emisiones de gases efecto invernadero se han duplicado, por lo que la temperatura del mundo ha aumentado al menos 0,7 grados centígrados. El 25 % de las emisiones de estos gases provienen del desmonte de tierras, de la producción agrícola y de la fertilización. De ese total, un 75 % corresponde a la producción de alimentos de origen animal.

En cuarto lugar, la contaminación ha llegado a niveles alarmantes. Más del 80 % de las aguas residuales se descargan en el medio ambiente sin tratamiento. Cada año, además, las instalaciones industriales vierten en las aguas de todo el mundo de 300 a 400 millones de toneladas de metales pesados, disolventes, fangos tóxicos y otros desechos. La aplicación excesiva de fertilizantes, además, ha afectado más de 245.000 km2 de ecosistemas .

Por último está el problema de las especies invasoras: particularmente en los países insulares, las especies exóticas invasoras han tenido repercusiones importantes en la diversidad biológica y han sido uno de los principales impulsores de las extinciones.

3. Colombia, el tercer país más biodiverso del mundo, también está en riesgo

Colombia, señaló Ana María Hernández , tiene una variedad inmensa de flora y fauna, es el primer país con mayor diversidad de aves y orquídeas. Tiene el 17 % de la flora endémica en el mundo, el 7.3% de especies de reptiles y el 9.8% de mamíferos en el mundo. Somos un país único en riqueza natural y en disponibilidad hídrica. En total, nuestro país cuenta con 311 tipos de ecosistemas continentales y marinos.

No obstante, de las 51.330 especies registradas en Colombia, más de 1.300 están amenazadas. “Siendo uno de los tres países con mayor diversidad biológica del mundo, nuestra responsabilidad ya no es solo un asunto local, es un tema de impacto global”, señaló Hernández.

4. Tendencias y escenarios a futuro

Hernández habló sobre dos sistemas de metas que son fundamentales: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las Metas Aichi. En relación a los 17 ODS, el papel de la naturaleza es esencial para cumplirlos. Por eso mismo, resulta preocupante el deterioro de los ecosistemas, pues estas afectaciones están impactando el 80 % de las metas que se plantea la Agenda de los ODS. Por otro lado, de las 20 metas Aichi — metas planteadas por los representantes de gobierno de 196 países que firmaron la Convención de Diversidad Biológica (CBD) — , solo 4 se cumplieron para 2020 y en lo que se ha cumplido existen dudas.

Un ejemplo que dio Hernández: “si bien a nivel global se ha alcanzado una cobertura del 15 % de áreas terrestres y 7 % de áreas marinas como protegidas, se identifica que solo abarcan parcialmente lugares importantes para la biodiversidad, no hay suficiente representatividad ecológica ni hay gestión eficaz o equitativa en muchos de los casos”.

Para transformar la situación, el IPBES ha propuesto algunas acciones concretas, como la creación de enfoques de gobernanza integradores, adaptativos y fundamentados que permitan conservar, restaurar y usar la naturaleza. Es clave la movilización de la sociedad, la cooperación intersectorial, el fortalecimiento del derecho ambiental y su aplicación y la aplicación de medidas encaminadas a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

5. Acciones individuales y colectivas

En el conversatorio entre Alejandro Gaviria, Germán Andrade y Ana María Hernández prevaleció un tema: la necesidad comenzar a transformar el planeta desde las esferas públicas y privadas. En el comienzo de la charla, Gaviria señaló algunos factores complejos: desde la modernidad, la población mundial se duplicó, la economía ha crecido cuatro veces, el comercio internacional 10 veces y existe una lógica evidente de producir más para consumir más. Esto lleva a un escenario complejo: para cumplir con los primeros tres ODS sobre pobreza, salud y bienestar, es necesario cumplir con los ODS 13, 14 y 15, sobre acción por el clima, vida submarina y vida de ecosistemas terrestres.

Es importante, agregó el rector, evaluar nuestras formas de consumo aunque es evidente que todavía existe mucha incertidumbre sobre la posibilidad de encontrar nuevas formas de vivir la vida.

Germán Andrade hizo énfasis en otra idea: “no basta con comer bien, también debemos votar bien”. Señaló que es necesario, ahora más que nunca, exigirles a los gobiernos compromisos concretos con el medio ambiente. Señaló, por ejemplo, que el gobierno actual de Colombia retiró del presupuesto 20 mil millones de pesos para las áreas protegidas, una decisión que sin duda impactará en los ecosistemas. En la política, agregó Gaviria, es necesario tener “voluntad y método” para que muchas medidas no se queden en el papel.

Hernández dijo que los cambios de hábito de consumo constituyen un primer paso para la transformación de las condiciones. Y es esencial, además, concentrarse en los procesos de restauración de los ecosistemas y plantear nuevas formas de vivir en ellos y aprovecharlos de manera sostenible. También se requieren acuerdos a nivel internacional y local para garantizar la aplicación de medidas efectivas para su protección.

Gaviria complementó esta intervención señalando que “en esta encrucijada de la humanidad” debemos tener una reserva para la unión entre las artes y las ciencias o, en otras palabras, para la unión entre el mito y la razón.

Vea la conferencia en el siguiente link.

 

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