¿Cómo debería ser la ciudad del futuro?
María Alejandra Vélez, investigadora científica del Centro ODS habla de cómo serían las ciudades del futuro, y expone algunas ideas para los precandidatos a la Alcaldía de nuestras ciudades, incluyendo la de Bogotá, que por estos días andan armando su plan de gobierno. Se vale soñar con la ciudad del futuro.
María Alejandra Vélez
3/5/2019
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Para el 2050 los habitantes urbanos serán un 60% de la población mundial (más de 6 mil millones de personas). Para Latinoamérica, de hecho, en el 2019 el 80% de su población reside en áreas urbanas (505 millones de personas). En Colombia este porcentaje es de casi 78%.  No es una exageración entonces decir que la sostenibilidad de nuestra región y nuestro país se jugará en gran medida en la gobernanza y gestión de nuestras ciudades.

Un reto que no es menor. Como lo discutieron 30 expertos de Latinoamérica en el 1er Seminario Internacional organizado por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) y el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la Universidad Católica de Chile, las ciudades en América Latina experimentan una urbanización acelerada, tienen a 19 de las 30 ciudades más desiguales del mundo, la mayoría, incluyendo las ciudades intermedias, tienen problemas de congestión y graves problemas de contaminación.

¿Cómo deberían ser las ciudades del futuro en nuestra región? ¿Y cómo lograrlo? Aquí las 3 ideas que considero más importantes y que se discutieron en este seminario sobre Ciudades Sostenibles:

1. Transitamos por el Antropoceno donde estamos transgrediendo los limites plantarios. Vivimos en un planeta de recursos finitos y esto tiene implicaciones para las ciudades.

Por lo tanto, es necesario entender la dependencia de las ciudades de los servicios que presta la naturaleza y diseñar estrategias para agenciar esta biodiversidad urbana. La naturaleza urbana presta múltiples servicios a los citadinos. En Bogotá, Chingaza produce el agua que nos tomamos, los humedales regulan los sistemas hídricos y son hogar de muchas especies urbanas. Las zonas verdes alimentan el alma y son espacios necesarios de recreación e integración. El acceso a estos servicios de la naturaleza es también un tema de equidad y la planeación urbana debe incorporar el componente ambiental en su agenda. En la ciudad del futuro los habitantes entienden y valoran los servicios de la naturaleza y gestionan los sistemas socio-ecológicos. A 15 minutos caminando de sus casas tienen zonas verdes para su recreación.  Para aprender más sobre esto hay que leer por ejemplo a Juanita Aldana de la Universidad del Norte.

2. Vivimos en ciudades contaminadas que exceden las normas de material particulado que afecta nuestra salud. En Bogotá y Medellín, por ejemplo, vivimos con alerta naranja y el aire que respiramos nos mata lentamente. En la ciudad del futuro hemos finalmente renovado la flota de buses y camiones, tenemos un sistema de transporte público integrado al metro que reduce los niveles de contaminación y congestión. El sistema de transporte público es accesible para los más pobres permitiendo su acceso a oportunidades económicas y labores. Muy pocas personas utilizan el vehículo particular (el cual tiene que pagar peajes por circular en el centro de la ciudad) y hay un sistema de ciclovías que conecta la ciudad. Los domingos tenemos ciclovía que no solo reduce los niveles de contaminación, sino que genera hábitos saludables y un espacio de inclusión e integración social. En la ciclovía no hay estratos. Para aprender más sobre los beneficios de la ciclovía hay que leer los estudios de Olga Sarmiento de la Universidad de los Andes y su grupo. Para los beneficios de un transporte accesible para los más pobres lea a Luis Angel Guzman  y sus coautores también de la Universidad de los Andes.

3. Vivimos en ciudades segregadas física y socialmente. No es suficiente con que vayamos juntos a la ciclovía y nos encontremos en el parque y en el metro. En la ciudad del futuro tenemos procesos de renovación urbana que no desplazan a los habitantes tradicionales del barrio pues el Estado no se desentiende del mercado inmobiliario. (Y no es un Estado al servicio de los negocios…como lo dijo por ahí Duque). Los más pobres tienen vivienda digna de interés social en barrios mixtos y no segregados. Los servicios públicos llegan a todos y no se estigmatiza al ciudadano según el barrio. Estas ideas  las discutieron Sergio Montero y Maria José Alvarez profesores de la Universidad de los Andes quienes también han investigado sobre cómo lograr ciudades incluyentes.

 

 

La ciudad del futuro tiene corredores verdes y entiende el territorio con el que se conecta. Sus habitantes tienen hábitos saludables y recorren la ciudad en bicicleta respirando un aire que no los mata. Utilizan el servicio de transporte público con un sistema eficiente y accesible de buses y metro, y viven en barrios integrados donde no hay un sistema casi de castas que clasifica a sus habitantes. En los procesos de renovación urbana se integra a los habitantes tradicionales, como lo está promoviendo la Universidad de los Andes con su proyecto de Progresa Fenicia.  Las viviendas de interés social tienen paneles solares como en Santiago de Chile y están a 400 metros de los más ricos. Las ciudades sostenibles del futuro entienden los retos socio ambientales y han reducido la pobreza de los menos favorecidos. (Ah! Y no hay empresas basadas en  plataformas tecnológicas que invaden el espacio público con sus domicilios. En la ciudad del futuro, Rappi y otros, tienen centros de espera proveídos por la empresa privada y no por la ciudad y sus empleados, también habitantes de la ciudad, tienen los beneficios laborales y sociales garantizados).

Algunas ideas para los precandidatos a la Alcaldía de nuestras ciudades, incluyendo la de Bogotá, que por estos días andan armando su plan de gobierno. Se vale soñar con la ciudad del futuro.

Esta columna fue publicada en el Blog de economía de la Silla Llena. La puede ver aquí

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