“Hacer predicciones es una tarea ingrata. Tiene muchos sinsabores. Uno de ellos, evidente por estos días, es ese deseo reprimido de que las cosas vayan mal para que las predicciones acierten”. Esta es una de las opiniones de Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes, sobre la incertidumbre en el futuro del planeta después del coronavirus. El auge de medidas que restringen las libertades, así como el aumento histórico del desempleo, son factores que muestran un panorama intrincado para la humanidad en los próximos años.
Para ahondar en estos temas, el director (e) del Centro ODS para América Latina y el Caribe, Felipe Castro, sostuvo una conversación con el rector sobre el futuro del planeta. Esta charla estuvo enmarcada en la campaña Un Nuevo Futuro, del Centro ODS. El objetivo, a través del debate público, es analizar los escenarios para la humanidad en un futuro cercano mediado por la pandemia del coronavirus y, teniendo en cuenta la información disponible, buscar medidas y estrategias para garantizar el cumplimiento de la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible.
Felipe Castro (FC) : En el Centro ODS lanzamos una estrategia que se llama Un Nuevo Futuro. Es una continuación de la Cátedra Nuestro Futuro, la cual usted lideró. En esta estrategia hemos planteado unas reflexiones sobre los desafíos que tenemos como humanidad para enfrentar la crisis ambiental global teniendo en cuenta, a su vez, la pandemia del Covid-19. Para usted, ¿cómo hemos venido afrontando esa crisis? ¿Por qué pese a que tenemos la evidencia científica es tan difícil lograr que cambien nuestros comportamientos? Parece que como sociedad no reaccionamos ante el conocimiento y la evidencia…
Alejandro Gaviria (AG): La pregunta es inquietante porque, en efecto, la ciencia ha planteado desde hace tiempo amenazas reales; pasó con la crisis climática y pasó una y otra vez con la pandemia que estamos viviendo. Muchos científicos y observadores de la realidad global habían mencionado los riesgos de este tipo de virus. ¿Por qué no respondemos ante estas alertas? Sin ser exhaustivo, voy a mencionar tres causas: la primera es cognitiva: los seres humanos, ante amenazas hipotéticas, no solemos reaccionar. Cuando nos dicen que algo va a suceder en 10 o 15 años parecemos, ignorarlas. Y es inquietante porque ante amenazas inminentes como la guerra, la gente se cohesiona, aúna voluntades. Esto no sucede con el cambio climático.
En segundo lugar, y creo que es una explicación más antropológica, están los vacíos de liderazgo. Hoy en día tenemos líderes que son negacionistas del cambio climático e incluso negacionistas del Covid-19. Y son líderes globales que usan maquinarias de desinformación que tienen efecto en las personas. Y en tercer lugar tenemos los grandes intereses de industrias como la de los combustibles fósiles que niegan el cambio climático. Así es difícil responder ante ciertas alertas y por eso muchas veces actuamos y tomamos decisiones colectivamente contrarias a la ciencia.
FC: En la Cátedra Nuestro Futuro justamente nos enfocamos en las irreversibilidades de la crisis ambiental global. Tenemos evidencia suficiente de que estamos transgrediendo los límites planetarios y de que estamos ante una trayectoria clara en la que la inestabilidad del planeta va a cambiar la vida de la humanidad. Ahora, con el Covid-19 han bajado las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) entre el 7 y el 8%, cumpliendo, paradójicamente, con lo que recomienda el Acuerdo de París para no superar los 1.5 grados centígrados de calentamiento global en 2030. Sin embargo, en este tiempo se ha presentado una debacle económica y nos hemos devuelto décadas en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Hay una urgencia manifiesta por recuperar la actividad económica y generar ingresos suficientes para amortiguar esta crisis social. Y esto nos hace pensar en cómo se va a recuperar la economía, en si podemos pensar en una recuperación más verde o si lo más relevante en este momento es generar oportunidades de ingreso. ¿Usted cómo cree que se va a presentar ese proceso de recuperación económica sin chocar con la crisis climática?
AG: Primero voy a hablar de la coyuntura. Algunas personas están diciendo que en la reactivación económica se pueden crear unos impuestos al carbono que pueden desencadenar en una serie de transformaciones. Si sucede así, quizás veamos el 2020 como un punto de inflexión. Ahora, para que cayeran las emisiones tuvimos que retroceder años en avances sociales. El problema es que lo que estamos viviendo se presentó sin planeación y concentrado en un periodo corto de tiempo. ¿Eso que nos quiere decir? Que esta no es la manera de hacer las cosas, pues es evidente el decrecimiento económico. Sin embargo, se abre una ventana de oportunidad para pensar en el cumplimiento de la Agenda 2030.
En ese sentido creo que las elecciones, en particular las de Estados Unidos, son claves. Si China y Estados Unidos pueden llegar a un acuerdo sobre la disminución de emisiones, podremos tener más certezas sobre el futuro de la Agenda 2030. Y este acuerdo será difícil de alcanzar si el presidente Trump es reelecto. Por el contrario, si eligen a Joe Biden y él retoma la agenda multilateral, quizás podremos tener unas instituciones más fuertes y actuando frente a la crisis ambiental. No soy un experto en geopolítica pero esa es una coyuntura interesante.
Y por otro lado quiero hablar sobre nuestra forma de ver el mundo. Todos opinamos hoy, decimos que necesitamos un futuro diferente, pero la pregunta de fondo es si las personas de clase media y alta están dispuestas a cambiar sus hábitos de vida y de consumo, su idea de bienestar y su forma de relacionarse con la naturaleza. El Covid-19 nos está mostrando la fragilidad de las instituciones y la precariedad ante amenazas como la que estamos viviendo. Entonces, ¿cambiaremos? Yo creo que la naturaleza humana no va a cambiar pero soy optimista en las generaciones jóvenes, las cuales tienen otra forma de entender estos problemas. También, desde la geopolítica, podemos pensar en otras instituciones de gobernanza global que nos permitan enfrentar la crisis climática de mejor manera y lo más importante, que nos ayuden a tomar conciencia.
FC: En la Cátedra Nuestro Futuro hablamos sobre cómo llegamos a esta crisis ambiental. Y es evidente que ese proceso está estrechamente relacionado con la aceleración económica que ha generado prosperidad y avances en diferentes indicadores sociales. Nunca antes habíamos vivido tanto y tampoco se habían presentado avances tan importantes en temas como la lucha contra la pobreza. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) precisamente recogen este reto, cómo seguir avanzando en las dimensiones sociales y económicas del desarrollo sin que esto se de a costa de la degradación ambiental del planeta. Muchos analistas hablan de una suerte de rebote en V, es decir, que la economía se va a recuperar rápidamente después de esta caída por el coronavirus. Pero aparecen de nuevo las tensiones con las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) y otras afectaciones ambientales. ¿Cómo cree usted que esta pandemia y la recuperación en el mediano plazo afecte el cumplimiento de los ODS?
AG: Estuve revisando la evidencia de las afectaciones del Covid-19 en los ODS y hay impactos evidentes en Objetivos como el 8, sobre trabajo y crecimiento económico, en el 4, sobre educación, en el 3, sobre salud y bienestar, en el 2, sobre hambre cero e incluso en el 16 , sobre paz e instituciones, pues hemos visto que vamos a tener más conflictos localizados como consecuencia de las afectaciones sociales. Las cifras sobre el retroceso en la pobreza monetaria y multidimensional son especulativas, algunos dicen que serán 10 o 20 años de retroceso, pero nos sabemos en realidad cuánto va a durar la crisis. ¿Vamos a olvidarnos de la agenda ambiental? Esta es todavía una pregunta abierta y la Agenda 2030 llama justamente a pensar en el equilibrio entre bienestar social y el medio ambiente. Los liderazgos políticos serán muy importantes para tener miradas a largo plazo y para reformular la Agenda de desarrollo sostenible. El desafío de la humanidad, y de los líderes políticos actuales, es consolidar el crecimiento económico, disminuir las desigualdades y atender la crisis climática.
FC: Todo esto que menciona está muy ligado con la estrategia Un Nuevo Futuro. Lo que estamos buscando son nuevos escenarios teniendo en cuenta el cambio en todas las variables de esta realidad que vivimos. Existe una ventana de oportunidad para pensar en cómo vamos a actuar frente a una crisis que se nos viene y que puede ser mucho más fuerte. Quisiera que para terminar nos compartiera su visión sobre ese nuevo futuro que se imagina.
AG: Hay una dimensión positiva en el sentido de que las instituciones de la humanidad han demostrado solidaridad en otros momentos de la historia, como cuando se creó el Estado de bienestar. Yo quisiera terminar en un tono positivo, en la posibilidad de crear un nuevo futuro y en que las instituciones funcionen mejor. Tenemos posibilidades de cambio, no solo en las instituciones, sino a nivel tecnológico también. Tal vez el entendimiento de las nuevas generaciones nos ayude a ver el mundo desde otros aspectos positivos. Y cuando cambian las instituciones, también cambian los modos de pensamiento y podemos tomar conciencia sobre un futuro diferente. Con el Covid 19 estamos viviendo una suerte de partido amistoso sobre lo que se puede venir después. Se nos paralizó la vida de una forma rotunda y creo que debemos seguir insistiendo, desde nuestros campos, en este caso el de la Universidad y el Centro ODS, en construir ese futuro distinto. Tenemos que generar espacios para proporcionar ese cambio de conciencia