Consulte aquí el informe de la Comisión Lancet COVID-19 en español
Esta comisión, en cabeza de Jeffrey Sachs e integrada por 26 expertos de diferentes países, entre los que se encuentra Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes, busca ayudar a acelerar soluciones globales, equitativas y duraderas a la pandemia del Covid-19.
1/10/2020
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Declaración de la Comisión Lancet COVID-19 en ocasión de la Sesión 75 de la Asamblea General de las Naciones Unidas*

Comisionados, Presidentes de grupos de trabajo y Secretaría de la Comisión Lancet COVID-19

Resumen ejecutivo

La Comisión Lancet COVID-19 se lanzó el 9 de julio de 2020 para ayudar a los gobiernos, la sociedad civil y las instituciones de la ONU a responder efectivamente ante la pandemia de COVID-19. La Comisión busca ofrecer soluciones prácticas a los cuatro principales desafíos globales que plantea la pandemia, a saber: contener la pandemia por medio de intervenciones farmacológicas y no farmacológicas; superar las emergencias humanitarias, incluyendo pobreza, hambre y perturbaciones a la salud mental, causadas por la pandemia; reestructurar las finanzas públicas y privadas después de la pandemia; y en el relanzamiento de la economía mundial de una manera incluyente, resiliente, sostenible, y alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo Climático de París. Se encuentran en implementación muchas soluciones creativas, y un objetivo central de la Comisión es acelerar su adopción globalmente.

Foto: Uniandes

Los orígenes del COVID-19 y prevención de pandemias zoonóticas

La pandemia del COVID-19 es la más reciente enfermedad contagiosa emergente –pero sin duda no la última– y fue precedida por el VIH/SIDA, Nipah, síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus, influenza H1N1, síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio, Zika, y Ébola, entre otros. Estas enfermedades son zoonosis que resultan por patógenos que se transmiten de animales a la población humana. Para protegernos contra las zoonosis, necesitamos nuevas precauciones como poner fin a la deforestación y proteger las áreas de conservación y las especies en peligro de extinción. Los orígenes del síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) aún no se han determinado definitivamente, pero la evidencia hasta la fecha respalda la opinión de que el SARS-CoV-2 es un virus de origen natural y no el resultado de la creación y liberación por parte de un laboratorio. La investigación sobre los orígenes del SARS-CoV-2 debe realizarse de manera rápida, científica y objetiva, sin obstáculos provenientes de las agendas geopolíticas y la desinformación.

La urgencia de contener la pandemia

La epidemia de COVID-19 puede ser y debe ser contenida mediante intervenciones no farmacológicas –incluyendo servicios de salud comunitarios eficaces que reduzcan la transmisión del virus– seguidas de la introducción de vacunas eficaces y seguras tan rápido como lo permita la ciencia. Los países no pueden depender de la inmunidad colectiva por infección natural para contener la epidemia. Las enfermedades y muertes que acompañarían a las tasas de infección natural necesarias para alcanzar la inmunidad colectiva, que normalmente se estima entre el 40% y el 60% de la población infectada, serían inaceptablemente altas. También persiste la incertidumbre sobre la duración de la inmunidad adquirida por infecciones pasadas.

La gran brecha en los resultados de la epidemia ha sido el éxito relativo de la región de Asia y el Pacífico en comparación con Europa occidental y las Américas. La región de Asia y el Pacífico ha contenido en gran medida la transmisión y la mortalidad (menos de 10 muertes por millón). Europa Occidental y las Américas sufrieron una transmisión y mortalidad muy altas (varios cientos de muertes por millón en varios países). Muchos países de menor desarrollo relativo, tales como Camboya, Laos y Vietnam lograron contener la epidemia.

Para implementar intervenciones no farmacológicas, instamos a los países a expandir con la mayor urgencia sus servicios de salud pública, incluyendo epidemiólogos, técnicos de salud pública, personal de enfermería, técnicos que realizan pruebas, trazadores de contactos y trabajadores de salud comunitaria. Los trabajadores de salud comunitarios pueden contribuir a controlar la propagación comunitaria y a proteger a las personas vulnerables de la comunidad, en particular mediante la toma de pruebas, educación sobre prevención y tratamiento, y educación sobre los efectos del aislamiento social en la salud mental.

La complicada pregunta de si cerrar o no los colegios es quizás la intervención no farmacológica más desafiante. Los colegios pueden reabrir de manera segura cuando la transmisión en la comunidad sea baja y las instalaciones y el personal de la escuela estén preparados adecuadamente. Cuando no sea factible abrir escuelas, los países y municipios deben buscar la implementación de una educación en línea accesible para todos los estudiantes.

Servicios de Salud Profesional

Una de las razones del fracaso en la contención de la epidemia es un estilo de liderazgo político que se ha denominado populismo médico; Lasco expresó que ciertos líderes políticos están “simplificando la pandemia al restarle importancia a sus impactos o promocionar soluciones o tratamientos fáciles, especulando sus respuestas a la crisis, creando divisiones entre la ‘gente’ y los ‘otros’ peligrosos, y realizando falsas afirmaciones de conocimientos médicos para respaldar todo lo anterior”. Lasco presenta tres ejemplos: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Hacemos un llamado a los gobiernos para que den prioridad al asesoramiento proveniente de la comunidad profesional de la salud pública, para que trabajen en cooperación con agencias internacionales y se beneficien de las mejores prácticas de otras naciones. Todos los países deben combatir las decisiones basadas en rumores y desinformación. Los líderes deben desistir de expresar puntos de vista personales que estén en desacuerdo con la ciencia.

Abordar las desigualdades de la epidemia

La pandemia de COVID-19 pone en evidencia y exacerba las desigualdades sociales, económicas y políticas preexistentes, incluyendo las desigualdades en términos de riqueza, salud, bienestar, protección social y acceso a necesidades básicas como alimentación, atención médica y escolarización. La pandemia está provocando un fuerte aumento de la desigualdad de ingresos y crisis laborales para los trabajadores con salarios bajos. Las desigualdades en términos de salud también plantean problemas importantes en esta pandemia; en diciembre de 2017, la mitad de la población mundial no tenía acceso a los servicios de salud esenciales. Las poblaciones vulnerables (incluyendo a la población pobre, las personas mayores, las personas con problemas de salud preexistentes, las personas encarceladas, los refugiados y los pueblos indígenas) sufren desproporcionadamente el impacto de la pandemia.

El súbito cambio hacia una economía digital se produjo en el contexto de una preexistente y profunda brecha digital especialmente en relación al acceso digital de alta calidad. Hacemos un llamado a todas las agencias relevantes de la ONU para que en coordinación con la industria digital y los gobiernos aceleren el acceso universal a los servicios digitales, incluyendo el financiamiento público-privado para extender la conectividad a poblaciones remotas.

Entre los desafíos más urgentes de la pandemia de COVID-19 se encuentran el hambre y la inseguridad alimentaria para las poblaciones pobres y vulnerables. La pandemia también plantea grandes preocupaciones en términos de salud mental, especialmente para las poblaciones de bajos ingresos, y existe una gran desigualdad en la prestación de servicios de salud mental, especialmente en los países de ingresos bajos y medios.

También es preciso priorizar las dimensiones de género propias del COVID-19, en respuesta al aumento documentado de embarazos no planeados de adolescentes y mujeres jóvenes, y al aumento de la violencia de género.

La necesidad de datos

La Comisión de Estadística de la ONU, en colaboración con las instituciones asociadas de la ONU y con las instituciones nacionales de estadística, deben emitir datos casi en tiempo real sobre las poblaciones altamente vulnerables y sus condiciones, especialmente en lo que hacen a las tasas de infección y muertes, pobreza, desempleo, salud mental, violencia, hambre, trabajo forzoso y otras formas de privación extrema y violación de los derechos humanos. Se deben llevar a cabo encuestas urgentes para identificar necesidades humanitarias y epicentros de hambre, especialmente entre la población pobre, las personas mayores, las personas incapacitadas, los pueblos indígenas, las mujeres vulnerables, los niños pequeños, los refugiados, las personas que están encarceladas, las personas que trabajan en empleos de alto riesgo (por ejemplo, en plantas empacadoras de carne o como trabajadores invitados) y otras poblaciones minoritarias (incluyendo las minorías étnicas, raciales y religiosas).

Atender las urgentes necesidades fiscales de los países en desarrollo

Una de las características de la crisis global es la fuerte caída de los ingresos públicos en todos los niveles de gobierno. La situación de los países en desarrollo se agrava a medida que muchos países se enfrenten a necesidades sociales crecientes sin los medios para financiar servicios sociales. Además, muchos países en desarrollo no disponen con programas de protección social que se necesitan con la mayor urgencia en esta coyuntura, tales como seguros de desempleo, apoyo a los ingresos y apoyo nutricional.

Un número significativo de países en desarrollo necesitan un significativo financiamiento internacional concesional (es decir, subvenciones y préstamos a largo plazo y con intereses bajos) por parte de las instituciones financieras internacionales, en particular del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los bancos de desarrollo multilaterales y regionales, así como la reestructuración ordenada de sus deudas soberanas con los acreedores públicos y privados. Ahora, más que nunca, es el momento de que los países cumplan sus compromisos de proporcionar el 0,7% del producto interno bruto como ayuda oficial para el desarrollo. Deben realizarse esfuerzos especiales para luchar contra la corrupción, para garantizar que los nuevos flujos de ayuda lleguen a los beneficiarios previstos.

Justicia global en el acceso a equipos, tratamientos, diagnósticos y vacunas seguras y eficaces

La industria farmacéutica y la comunidad académica, con el apoyo de los gobiernos, han realizado un esfuerzo notable para desarrollar nuevos enfoques para la contención de la pandemia, incluyendo vacunas, terapias, diagnósticos rápidos y regímenes de tratamiento. La introducción de nuevas vacunas y tratamientos debe seguir rigurosas pruebas y evaluaciones a lo largo de todas las fases clínicas y no deben estar sujeta a interferencias políticas peligrosas.

En las primeras fases de la pandemia de COVID-19, se vislumbran fallas en la gobernanza sanitaria mundial del desarrollo de vacunas, lo que dio origen a un nuevo término: “nacionalismo de vacunas”. Cualquier nueva vacuna o tratamiento debe desarrollarse e implementarse con miras a un acceso equitativo entre los países y dentro de ellos. A ninguna población se le debe prohibir el acceso a una vacuna debido al costo, y el acceso a esta no puede depender de su participación en ensayos clínicos.

Apoyamos firmemente la iniciativa multilateral Access to COVID-19 Tools Accelerator para promover el acceso universal y equitativo a las vacunas, los tratamientos y otras herramientas para contener el COVID-19, y dentro de esa iniciativa, apoyamos a COVAX Facility, el pilar de la vacuna. Los enfoques complementarios en apoyo de esta iniciativa multilateral ayudarían a fortalecer el acceso equitativo entre los países y dentro de ellos.

Promover una recuperación verde basada en empleos

Los planes de recuperación económica deben apoyar la transición hacia sociedades sostenibles e incluyentes basadas en los ODS y el Acuerdo Climático de París. La inversión pública debe orientarse hacia industrias sostenibles y la economía digital, y debe estimular inversiones privadas complementarias. Evitar una ola de quiebras entre las pequeñas y medianas empresas con perspectivas viables es una prioridad importante. Un objetivo importante de la recuperación debería ser un compromiso sin precedentes con la readaptación profesional y la mejora de las cualificaciones profesionales para preparar a los trabajadores para la economía digital.

El Pacto Verde de la Unión Europea, el presupuesto a largo plazo (2021-27) y el nuevo fondo de recuperación constituyen un marco ejemplar para la recuperación a largo plazo, incluyendo los objetivos hacia la mitad de este siglo sobre seguridad climática, transición energética y economía circular, con un presupuesto total de €1,8 billones. Este enfoque puede servir como modelo para otras regiones. En general, las recuperaciones deben ser inteligentes (basadas en tecnologías digitales), incluyentes (dirigidas a hogares de menores ingresos) y sostenibles (con inversiones en energía limpia y reducción de la contaminación).

El multilateralismo y el sistema de la ONU

La recuperación mundial puede ser facilitada en gran medida por la cooperación a nivel regional e internacional, tanto para controlar la epidemia como para adoptar nuevos programas de recuperación ecológica. Instamos encarecidamente a los Estados Unidos, la Unión Europea, China, Rusia, India, Mercosur, la Unión Africana, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, la Comunidad del Caribe y otras naciones y agrupaciones regionales de no avanzar rivalidades y políticas de empobrecimiento del vecino (como sanciones comerciales y financieras) y que favorezcan respuestas regionales coordinadas. Las sanciones comerciales y financieras, u otras políticas aislacionistas, y las conversaciones sobre una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China, son peligrosas para la recuperación y la paz global.

La pandemia de COVID-19 se produjo durante el 75 aniversario de la ONU. El rol indispensable de la ONU ha sido evidente durante el transcurso de la pandemia y hasta la fecha, especialmente para las poblaciones más vulnerables del mundo. Sin embargo, el sistema de la ONU también está siendo atacado y el derecho internacional se ha visto socavado. Apoyamos firmemente a la ONU y hacemos un llamado a todas las naciones para que respeten la Carta de la ONU y la Declaración Universal de Derechos Humanos, y contribuyan a la eficacia del sistema multilateral de la ONU, y asegurando el financiamiento crucial de las instituciones de la ONU. Hacemos un llamado a los Estados Unidos para que revoque sus decisiones de retirarse de la OMS, el Acuerdo Climático de París, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Apoyamos firmemente el rol único del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los bancos multilaterales de desarrollo en la provisión urgente de financiamiento y asistencia técnica para las economías emergentes y en desarrollo. Hacemos un llamado a sus accionistas para que consideren ampliar los esfuerzos ya sin precedentes para asegurar un mayor financiamiento para estos países mediante mayor asignación o un uso más eficiente de los derechos especiales de giro, o mediante la reestructuración de la deuda cuando sea necesario. También instamos a los países accionistas de mayores recursos a que proporcionen recursos concesionales adicionales.

Apoyamos firmemente el rol indispensable de la OMS en el control de la pandemia de COVID-19, y hacemos un llamado a todas las naciones para que aumenten, en lugar de disminuir, su apoyo financiero y su respaldo político para el trabajo de la OMS en este momento tan complicado. En este sentido, también apoyamos el llamado a un análisis independiente de la respuesta de la OMS, para fortalecer la institución y su rol central y único en la salud pública mundial.

Futuro trabajo de la Comisión Lancet COVID-19

La Comisión Lancet COVID-19 acompañará el progreso global en la contención de la pandemia y la realización de una recuperación económica incluyente y sostenible con un nuevo conjunto de métricas que publicará periódicamente. Los equipos de trabajo de la Comisión examinarán en detalle muchas de las complejas cuestiones ya planteadas, incluyendo las mejores formas de promover el empleo decente y el desarrollo sostenible. Las diez acciones prioritarias de la Comisión se resumen en el panel 1. La próxima Declaración de la Comisión está programada para principios de 2021.

Panel 1: Diez acciones prioritarias

1. Orígenes: rastrear los orígenes del virus de una manera abierta, científica e imparcial que no esté influenciada por agendas geopolíticas.

2. Intervenciones no farmacológicas: suprimir la epidemia a través del paquete probado de intervenciones no farmacológicas, como lo lograron varios países, incluyendo varios de la región de Asia y el Pacífico.

3. Políticas basadas en la ciencia: basar la formulación de políticas en evidencia científica objetiva y evitar que los políticos y otras personas en posiciones de poder subviertan los ensayos clínicos y demás protocolos científicos.

4. Datos oportunos y consistentes: recopilar y publicar datos oportunos e internacionalmente consistentes sobre el estado de la pandemia, incluyendo las consecuencias humanitarias y económicas.

5. Justicia en el acceso a las herramientas para combatir el COVID-19: garantizar el acceso universal a las herramientas para combatir el COVID-19, incluyendo los kits de prueba, los tratamientos y las posibles vacunas.

6. Financiamiento de emergencia: acceso seguro de los países en desarrollo al financiamiento de fuentes internacionales, especialmente del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

7. Proteger a los grupos vulnerables: dirigir la protección urgente hacia los grupos vulnerables, incluyendo las personas mayores, las personas en situación de pobreza y hambre, las mujeres vulnerables, los niños, las personas con enfermedades crónicas y discapacidades, las personas sin hogar, los migrantes, los refugiados, los pueblos indígenas y las personas de minorías étnicas y raciales.

8. Reformas financieras a largo plazo: preparación para una profunda reestructuración de las finanzas globales, incluyendo el alivio de la deuda, nuevas formas de financiamiento internacional y reformas de los acuerdos monetarios.

9. Recuperación verde y resiliente: la recuperación económica se basará en un crecimiento impulsado por la inversión pública en tecnologías verdes, digitales e incluyentes, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

10. Paz y cooperación global: apoyar a las instituciones de la ONU y la Carta de la ONU, resistiendo cualquier intento de una nueva guerra fría.

* Esta traducción al español fue realizada por el Centro de Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe de la Universidad de los Andes. El texto original en inglés lo puede consultar aquí.

*Puede ver el informe completo en español aquí: Full_tanslation_Lancet_Revised

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