Urgen planes de adaptación para los huracanes en el Caribe
Este fue el tema central en nuestro último panel en el seminario de Acción por el Clima en Jamaica.
25/3/2020
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¿Por qué se forman los huracanes? Usualmente, por la acumulación de tormentas eléctricas que se desplazan sobre aguas oceánicas cálidas. Y suelen aparecer cuando se combinan una serie de factores: las tormentas ciclónicas tropicales, la elevación del nivel del mar, las fuertes precipitaciones y la velocidad de los vientos. Para los países y las islas del Caribe, el tema de los huracanes es sensible, pues históricamente han estado expuestas a estos fenómenos. Según Naciones Unidas, desde el año 2000 hasta enero de 2020, la región ha enfrentado un promedio de 17 huracanes anuales. En ese lapso, hubo 23 huracanes categoría 5.

En nuestro seminario sobre el ODS 13 (Acción por el Clima) en Kingston, Jamaica, ahondamos en la necesidad de tomar medidas de adaptación frente a los huracanes y los fenómenos climáticos que pueden intensificarse en los próximos años por cuenta de la crisis climática. ¿Cómo se pueden mitigar los daños y adaptar las ciudades frente a eventos como las inundaciones, la erosiones, los ciclones y los huracanes?

La profesora Nekeisha Spencer, del departamento de Economía de la Universidad de West Indies (Mona), habló sobre el impacto de los huracanes en la región. En general, estos fenómenos afectan la infraestructura, el bienestar de la población y generan severos cambios en la migración y en la producción económica. La resiliencia, señaló la profesora, depende en muchas ocasiones de las predicciones y de la preparación para la mitigación de sus efectos. Ante el escenario de cambio climático, los gobiernos del Caribe deben trabajar en proyecciones y modelos a futuro.

Los costos globales por ciclones tropicales, dijo la profesora Spencer, han sido estimados en 33 mil millones de dólares anuales desde el año 2000. Las predicciones, agregó, señalan que en 2100 este valor puede ascender a los 109 mil millones de dólares anuales por consecuencia del cambio climático. Con un aumento de dos grados centígrados en el planeta y el incremento en nivel del mar, sumado a las proyecciones sobre aumento de precipitaciones y tormentas, los países del Caribe quedarían ante un escenario vulnerable.

De acuerdo con Spencer, es necesario actuar de manera urgente para cumplir con ODS referentes a pobreza, educación, ciudades sostenibles, acción por el clima y justicia. Si no se realiza un trabajo integral con estos objetivos, difícilmente podrá ejecutarse una política pública exitosa de adaptación. Las naciones deben tener en cuenta algunas proyecciones. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) , cerca de 200 millones de personas tendrán que migrar de sus territorios por fenómenos asociados al cambio climático. Por otro lado, se debe tener en cuenta que con huracanes de impacto medio, la migración puede aumentar un 6 % y con los huracanes más fuertes, un 34 %. Los países del Caribe más afectados serían: Barbados, donde el 92% de la población estaría en riesgo de migrar, República Dominicana (34 %), Guatemala (32 %), Bahamas (6 %) y Belice (4 %).

Spencer hizo énfasis en la necesidad de adaptar colegios y universidades. Los huracanes, dijo, han generado graves consecuencias en la infraestructura escolar dejando, incluso, a los estudiantes sin clase durante tres meses. A manera de ejemplo, expuso las siguientes cifras: los huracanes han generado impactos en la educación de 13 países del Caribe, afectando las jornadas escolares en más de 800 colegios. Los impactos fiscales en la educación después de los huracanes han sido importantes. En Jamaica, por ejemplo, se invierten, en promedio, 4 millones de dólares adicionales en educación después de que los huracanes obligan a cerrar los colegios.

Adaptación a los riesgos

El profesor Jason Cotton, magíster en Economía de la Universidad de West Indies y asesor del Banco de Desarrollo del Caribe, hizo una exposición sobre los riesgos financieros de cara a nuevos fenómenos climáticos. Presentó, en primer lugar, los resultados de la investigación más reciente del Banco sobre las inversiones necesarias para que los países del Caribe se adapten al cambio climático. Vale la pena señalar que el Banco cuenta con 28 países miembros, de los cuales nueve no son de la región, como Colombia, Brasil, Alemania, China, Venezuela. Los otros países que lo integran, incluido Jamaica, hacen parte de la región.

Dentro de los objetivos estratégicos del Banco está impulsar la adaptación para la prevención de desastres y contribuir en la reducción de la pobreza y la desigualdad. Por esta razón, Cotton señaló que es importante promover la buena gobernanza y el desarrollo sostenible en la región. Volviendo a los resultados de la investigación, el profesor aseguró que, entre 2000 y 2019, se presentaron pérdidas por fenómenos naturales en 13 países de la región que tuvieron un costo de 27 mil millones de dólares.

El terremoto de Haití, por ejemplo, generó pérdidas cercanas a los 8 mil millones de dólares, lo que equivale al 114 % del PIB de ese país. Por otro lado, la tormenta tropical Erica en 2015 causó pérdidas por 483 millones de dólares en República Dominicana, lo que equivale al 90 % del PIB de esa nación. Más adelante, en 2017, el huracán María generó pérdidas por 1.3 mil millones de dólares en ese mismo país, es decir, el equivalente al 200 % de su PIB. Como ejemplo más reciente mostró el huracán Dorian, el cual ocurrió en 2019 y afectó principalmente a Bahamas, donde fue necesario invertir 3.2 mil millones de dólares; el 25 % del PIB de ese país.

En la región, como mostró el profesor Cotton en la siguiente gráfica, el país más vulnerable es Haití y el que está mejor preparado para emergencias ambientales es Trinidad y Tobago.

Esta vulnerabilidad, agregó el expositor, también es social y puede verse reflejada en los indicadores de pobreza, crimen y desempleo, por solo mencionar unos ejemplos. En Haití, agregó, las afectaciones ambientales son peores por la ausencia de necesidades básicas, baja capacidad de construcción, desarrollo rural bajo, ausencia de seguridad y planes de mitigación y cooperación.

En 2019, de acuerdo con el estudio del Banco de Desarrollo del Caribe, se registraron pérdidas a nivel mundial por 232 mil millones de dólares por desastres naturales. “La región registró un aumento del 192 % en costos económicos por catástrofes naturales en 2010 en comparación con el año 2000”, agregó Cotton . El problema, añadió, es que los países caribeños tienen problemas por resolver, como la dependencia de importaciones estratégicas, las exportaciones concentradas y la exposición a peligros naturales por ausencia de planes de mitigación. En ese sentido, el Banco está trabajando en ofertas para financiar mecanismos de adaptación para prevenir desastres.

En este panel también participó Jeremy Collymore, investigador del Instituto de Desarrollo Sostenible de la Universidad de West Indies, quien ha estudiado a profundidad la prevención de desastres en el Caribe. Su exposición, en este seminario, se centró en el huracán Dorian y su impacto en las Bahamas.

Este huracán, explicó Collymore, fue catalogado en categoría quinta  y alcanzó a tener vientos entre 185 a 220 millas por hora. La precipitación estimada estuvo entre 12 y 15 pulgadas y las tormentas alcanzaron entre 18 y 25 pies sobre el nivel del mar. Hasta la fecha, agregó, se han registrado 33 huracanes con categoría 5 desde 1924 en el Atlántico, el océano Caribe y el golfo de México. De estos, 11 ocurrieron desde el año 2000. A nivel general, por el huracán Dorian se generaron pérdidas que superaron los 2.800 millones de dólares.

El sector más afectado fue el de la infraestructura, donde hubo pérdidas por cerca de 200 millones de dólares. En relación con los hogares, las afectaciones ascendieron 110 millones de dólares y los costos por salud alcanzaron los 25 millones de dólares. En agricultura y pesca, los costos fueron cercanos a los 24 millones de dólares. “El total de daños en la región por 148 desastres entre 1950 y 2014 se estima en 52 mil millones de dólares por pérdidas económicas”, aseguró el expositor en su presentación. Por los desastres naturales, añadió, resultó afectada el 9% de la población del Caribe.

Para terminar, Collymore hizo énfasis en un punto en el que coincidieron todos los conferencistas: con el calentamiento global, las afectaciones de los huracanes serán más profundas y es probable que estos fenómenos naturales se vuelvan cada vez más frecuentes. Es necesario que todos los gobiernos, así como las empresas, tengan en cuenta la necesidad de crear sistemas de emergencia temprana que tracen objetivos concretos para prevenir futuras calamidades.

Para concluir, los expertos coincidieron en una serie de  recomendaciones que todos los gobiernos de América Latina deberían seguir: primero, comprender los problemas asociados a la crisis ambiental y crear nuevos planes de adaptación; segundo, generar nuevos modos de vida y de habitar de acuerdo con la situación actual del planeta; ejercer una gobernanza transparente y –uniendo todos los elementos– responder efectivamente ante futuras catástrofes naturales.

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