Lecciones del Covid-19 para impulsar la agenda de sostenibilidad
En este estudio, liderado por Juan Camilo Cárdenas y Diana León de la U. de los Andes, se exploran las ventanas de oportunidad para construir un mejor futuro.
14/7/2020
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Las ciencias naturales lo han advertido en las últimas décadas: la humanidad se enfrenta a diferentes riesgos por la forma en la que ha intervenido  la naturaleza. A manera de ejemplo están las afectaciones de la actividad humana en la diversidad biológica; alrededor del 75% de las enfermedades infecciosas que han afectado a los humanos han iniciado en otros organismos que las portan. Por esta razón, la pérdida de biodiversidad por cuenta de las actividades económicas ha aumentado estas amenazas. ¿Cómo contenerlas o prevenirlas? Esta es una pregunta clave para nuestro futuro.

En la publicación Lecciones del COVID-19 para una agenda de sostenibilidad en América Latina & Caribe, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y elaborado por Juan Camilo Cárdenas y Diana Carolina León de la Universidad de los Andes, se exponen algunas consecuencias que ha generado la pandemia a nivel regional y unas ventanas de oportunidad para vivir un futuro acorde con la Agenda 2030. Los efectos del Covid-19 en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han sido diversos, como lo demuestra el Índice ODS, y han develado problemas profundos en términos de desigualdad y a su vez en materia de recuperación ambiental.

Para leer el informe completo del PNUD haga clic aquí 

Consecuencias de la pandemia  

En la región de América Latina y el Caribe existe un consenso en las predicciones que estiman una contracción económica cercana al -3% o -4% y, en un escenario optimista, solo en 2022 la región podría recuperar los niveles de actividad económica previos a la crisis. De acuerdo con la CEPAL, más de 30 millones de personas podrían caer en la pobreza si no se ponen en marcha políticas activas para proteger o sustituir el ingreso de los grupos vulnerables. Las consecuencias, como señala el PNUD, son preocupantes si se tiene en cuenta el impacto de la crisis sobre el tamaño de las economías y su capacidad para recuperar el crecimiento tras el choque.

Por otro lado, en la región de América Latina y el Caribe también se ha visto afectado el medio ambiente. Como consecuencia de la pandemia, los recursos públicos y las fuerzas del estado se han centrado en la atención de la salud pública, dejando vulnerables espacios naturales donde hoy se desarrollan actividades como la minería ilegal y la deforestación. De hecho, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) calcula que, hasta el 15 de abril de 2020, se perdieron cerca  de 75.000 hectáreas en la Amazonía colombiana, 20.000 hectáreas más de las que se registraron como deforestadas en 2019.  La minería ilegal también se ha acentuado en ecosistemas valiosos de alta montaña en los Andes tropicales.

Mientras a nivel rural los efectos de la pandemia no han sido del todo positivos, en términos ambientales las ciudades han tenido un respiro. A la fecha, el Climate Action Tracker (2020) estima una caída en las emisiones de CO2 entre 4%-11% para el 2020 y de 1%-9% para el 2021 con respecto a las emisiones del 2019. Sin embargo, las tendencias de las anteriores épocas post-crisis muestran cómo parte de la recuperación económica puede llevar a un rebote de las emisiones de GEI y otros impactos ambientales a futuro.

En América Latina y el Caribe, cerca del 80% de la población vive en centros urbanos, por lo cual “las consecuencias de cambios en actividades económicas y sociales en las ciudades pueden tener impactos importantes sobre consumo de ciertos bienes, uso de transporte privado y público, emisiones a cuerpos de agua, consumo de energía en sectores comerciales e industriales, producción de desechos o contaminación atmosférica y de gases de invernadero”.

Como se puede apreciar en la siguiente gráfica, construida por Cardenas y León a partir de datos de WAQI[1] (2020), durante los periodos de aislamiento mejoró la calidad del aire en diferentes ciudades de América Latina, con respecto a la misma época del año anterior. Vale la pena señalar que las franjas en colores representan las “ganancias” en calidad de aire siempre y cuando la línea azul (2020) se encuentre debajo de la franja. Y si se compara con las semanas anteriores a los puntos en el tiempo en que se decretaron las medidas de confinamiento, reflejarían mejoramientos en calidad de aire atribuibles a la reducción de las actividades contaminantes del análisis.

 

En las mismas gráficas observamos que el cambio en los reportes de calidad del aire, basados en la mediana diaria de concentración de PM2.5 y PM10, varía mucho de ciudad a ciudad. Mientras en casos como Bogotá, Buenos Aires o Lima se aprecian reducciones moderadas de contaminación desde la llegada del Covid-19 a estos países, casos como el del Santiago de Chile y Ciudad de México — ciudades con niveles de contaminación del aire históricamente preocupantes—, parecen no mostrar cambios atribuibles a la reducción de las actividades económicas por la pandemia.

En términos generales, con las estimaciones del estudio es posible calcular la reducción de enfermedades respiratorias asociadas a la contaminación. Con cerca de un 40% de reducción en movilidad y un 6% de reducción en consumo de energía, Cicala et. Al (2020) calcularon una reducción de 360 muertes por mes asociadas a exposición a PM2.5 si se compara con una media mensual promedio de 1.500 muertes en Estados Unidos.

Por otro lado, el estudio hace referencia a estimaciones que sugieren que mensualmente la pandemia y sus medidas de restricción a la movilidad, autoimpuestas o reguladas por las autoridades, podrían estar contribuyendo a una reducción en un 19% de emisiones de CO2 solo por conducir vehículos y consumir electricidad.

Si bien se presentaron reducciones moderadas en la contaminación de diferentes ciudades, aumentó la deforestación en zonas estratégicas. De acuerdo con Open Democracy, la deforestación en el Amazonas aumentó un 64% en la Amazonía brasileña. También merecen especial atención los incendios forestales, los cuales han crecido en más del 200%  en la región, según la misma fuente. El documento hace un énfasis especial en el uso de la tierra, el cambio de este uso y la silvicultura, pues este es un sector clave para la mitigación del cambio climático desde la región.

En términos ambientales, también vale la pena señalar las caídas en el consumo de energía en la región. Una consecuencia de este fenómeno es el retraso en la transición hacia energías más renovables. En la siguiente gráfica, construida por Cardenas y León basados en datos de La República (2020) se pueden observar las disminuciones en el consumo:

De acuerdo con la investigación, “Latinoamérica y el Caribe han jugado un papel importante en la generación de fuentes de energía renovables. Actualmente, más de un cuarto de sus fuentes primarias de energía son renovables, más del doble del promedio mundial. Sin embargo, las paralizaciones de las actividades cotidianas implican una desaceleración y aunque las actividades dentro del hogar aumentaron, eso no logra contrarrestar la caída en el consumo de energía en otros sectores como el transporte y la industria”.

Ventanas de oportunidad

En la última sección del documento, los investigadores plantean unas oportunidades que la región podría aprovechar teniendo en cuenta las lecciones que está dejando la pandemia del Covid-19. En primer lugar, están las posibilidades ante una nueva estrategia de movilidad basada en caminar y en el uso de las bicicletas. Estas formas de transporte podrían generar beneficios sociales en reducción de tiempos excesivos de movilidad, reducción de emisiones y reducción de morbilidad y mortalidad por enfermedades respiratorias.

Se debe tener en cuenta, sin embargo, que el 68% de los viajes en las ciudades región son en transporte público (Estupiñan et al., 2018) y la oferta de calidad de este medio no ha aumentado a la misma tasa que su demanda (BID, 2013). “Al volver al ritmo usual de las ciudades de la región es necesaria una oferta de transporte público limpia y segura. Esto implica una transformación en los servicios de transporte público dado que este es el responsable de un tercio de las emisiones de la región y seguirá siendo un riesgo de contagio en momentos de aglomeración de personas mientras se encuentran”, señala el estudio.

La segunda ventana de oportunidad tiene que ver con el teletrabajo. En la siguiente gráfica, por ejemplo, los investigadores muestran el potencial de teletrabajo dependiendo de diferentes ocupaciones.

Porcentaje de trabajadores en cada ocupación en Latinoamérica y el Caribe, 2019

Estas cifras sugieren que una fracción importante de empleados que están en posiciones intermedias y altas podrían encontrar en el teletrabajo una oportunidad de reducir su movilidad entre el hogar y su lugar de empleo. “Si bien es una fracción menor del total de trabajadores de las organizaciones, debemos tener en cuenta que puede ser un grupo que hace un uso mayor del carro particular y formas de transporte individual (carro propio, taxi, uber) con lo cual estaría reduciendo el uso de vías y de emisiones por motores de combustión de una manera proporcionalmente mayor”, señala el estudio.

Para el caso de Colombia, ocupaciones como profesionales, directores, jefes e integrantes de las áreas de apoyo administrativo pueden ser adaptables al teletrabajo. Todos estos trabajadores, señala el documento, equivalen al 18.09% de la fuerza laboral colombiana ocupada en el 2019 pero sólo un poco menos de medio millón de ellos declara que no necesita desplazarse para llegar a su sitio de trabajo.

La tercera ventana de oportunidad está relacionada con cambiar los patrones del consumo. El confinamiento ha sido útil para que los consumidores tengan en cuenta si los productos son amigables con el medio ambiente y, teniendo en cuenta el incremento del tiempo en el hogar, muchas familias han comenzado a revisar el tipo de alimentos que se consume y la huella ecológica de sus acciones. A manera de ejemplo los investigadores citan el compostaje.

Otro de los espacios donde se pueden dar cambios de comportamientos en el consumo y con impactos duraderos sobre la sostenibilidad es en la demanda de carne. Al analizar el caso de América Latina y el Caribe, los investigadores encontraron que es una de las regiones con mayor consumo de carne per capita y con tasas crecientes en las últimas décadas. Existe, señalaron, una relación directa entre el consumo de carne, el sector agropecuario y el papel particular que cumplen los bovinos en las emisiones por fermentación entérica con el 60% de las emisiones de gases de invernadero del sector agrícola.

Consumo de carne por región (kg/persona/año, equivalente de peso canal)

Por último, el documento señala una cuarta ventana de oportunidad sobre la producción de bienes, el consumo responsable y los impuestos verdes. A raíz de la pandemia se ha despertado un interés mayor por parte de la población para acceder a bienes que apoyan directamente a los grupos vulnerables por la crisis. Los cambios de consumo, además, abren oportunidades para las cadenas de productos sostenibles y de comercio justo en la región.

Las medidas de control sanitario van a reducir enormemente la entrada y salida de productos agropecuarios creando una economía más cerrada, al menos en el corto plazo, que nos presentará oportunidades de replantear el papel que puede cumplir el sector agrícola en atender los mercados domésticos de los países de la región”, señala el estudio.

Los investigadores también señalan que con la coyuntura actual es “posible explorar mecanismos de generación de cambios de comportamientos y a la vez recaudo de recursos fiscales para la acción ambiental a través de impuestos que graven actividades con daños ambientales”.

Para avanzar en esa senda, es necesario desarrollar un  sistema económico mejor adaptado a estos riesgos, construyendo “sistemas de gobernanza y financieros que respondan con mejor ciencia, mejor información y medidas en donde gobiernos, firmas e inversionistas puedan direccionar recursos hacia reconstruir esas interacciones de la economía con el capital natural donde se reduzcan estos riesgos y se fortalezca la resiliencia de mediano y largo plazo con mejores medidas de adaptación”, concluyen los investigadores.

Para leer el informe completo del PNUD haga clic aquí 

Referencias:

BID (2013) América Latina y el Caribe podrían cubrir sus necesidades eléctricas con recursos renovables. Disponible en: https://www.iadb.org/es/noticias/bid-america-latina-y-el-caribe-podrian-cubrir-sus-necesidades-electricas-con-recursos

Cicala, Steve, et al. Expected Health Effects of Reduced Air Pollution from COVID-19 Social Distancing. No. w27135. National Bureau of Economic Research, 2020. https://www.nber.org/papers/w27135

Climate Action Tracker (2020). “A government roadmap for addressing the climate and post COVID-19 economic crises”. Disponible en: https://climateactiontracker.org/documents/706/CAT_2020-04-27_Briefing_COVID19_Apr2020.pdf  [Consultado el 13 de mayo de 2020]

CODS (2019) “Encuesta de consumo y medio ambiente”. Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina CODS – Universidad de los Andes. Bogotá

Estupiñan et al (2018). Estupiñan N, Scorcia H, Navas C, Zegras C, Rodriguez D, Vergel-Tovar E, Gakenheimer R, Azán Otero S, Vasconcellos E (2018) Transporte y desarrollo en América Latina 1(1). Banco de Desarrollo de América Latina

34 and CAF. http://scioteca.caf.com/handle/123456789/1186

La Republica (2020). Los embalses del país están en los niveles mínimos desde 1998. Disponible en: https://www.larepublica.co/economia/los-embalses-estan-en-niveles-minimos-que-no-se-veian-hace-mas-de-dos-decadas-3011458

Open Democracy (2020). As the pandemic continues to accelerate, so does the deforestation of the Amazon. Disponible en: https://www.opendemocracy.net/en/democraciaabierta/se-acelera-la-pandemia-y-se-acelera-la-deforestacion-del-amazonas-en/  [Consultado el 13 de junio de 2020]

World Air Quality Index (2020). Air Quality Open Data Platform: Worldwide COVID-19 dataset. Disponible en: https://aqicn.org/data-platform/covid19/

 

[1] World Air Quality Index

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