Por una nueva relación con la naturaleza: claves del cierre de la cátedra Nuestro Futuro
En esta conferencia contamos con la participación de Manuel Pulgar-Vidal, exministro de Ambiente de Perú.
10/3/2020
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La cátedra abierta Nuestro Futuro llegó a su fin. Las ocho conferencias que la integraron fueron moderadas por el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria. En estas clases magistrales se tocaron distintos temas relativos a la crisis ambiental que vive el planeta y se plantearon proyecciones y soluciones para el futuro de la Tierra y de la humanidad. Más de 4.500 personas asistieron y cada clase, vía streaming, tuvo en promedio 30.000 reproducciones. Esta cátedra, organizada por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), buscó generar un espacio de reflexión frente a la relación que sostenemos con la naturaleza. 

En la última conferencia, los asistentes vieron un fragmento de la obra Hybris, de la artista Carmen Gil Vrolijk, profesora de la Universidad de los Andes, la cual retrató, a través de un performance audiovisual, cómo se está desarrollando el calentamiento global en diferentes ecosistemas de la tierra, utilizando imágenes de lugares cercanos como el páramo de Chingaza y el desierto de la Tatacoa. El ser humano, como dijo la profesora, es la única especie que puede narrar su muerte, su desaparición. Este fragmento de la obra fue una narración que exploró diferentes lenguajes, desde el visual hasta el sonoro. 

Después del performance, Alejandro Gaviria le dio la palabra a Manuel Pulgar-Vidal, exministro de Ambiente de Perú y uno de los expertos más reconocidos en derecho ambiental en América Latina. En su presentación, Pulgar-Vidal expuso una serie de reflexiones sobre la crisis climática actual y los desafíos que tiene la humanidad en diferentes dimensiones: política, económica, social y cultural. Señaló, a manera de introducción, que en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en 1992, se plantearon varios retos y se fijaron metas específicas, pero 28 años después, la situación ambiental ha empeorado. 

Una nueva relación con la naturaleza 

“Las lógicas del planeta han estado ausentes de nuestro conocimiento. Nos hemos alejado del sistema del cual hacemos parte”, dijo el expositor. Es necesario, entonces, pensar en primera medida cómo nos podemos articular con los elementos del planeta pues, en este momento de la humanidad, no será posible revertir algunas consecuencias de la crisis, como el calentamiento global. Se puede, como decía Pulgar- Vidal, pensar en adaptación y mitigación de riesgos. No sabemos aún si el calentamiento en una década puede ser de 1.5 grados o incluso de 4 grados. Los pronósticos varían .

¿Es el ser humano malo, egoísta  o destructivo por naturaleza? Esta fue una de las primeras preguntas que formuló Pulgar-Vidal. Los grandes experimentos que dieron como resultado la creación del plástico, o la extracción de petróleo o incluso la construcción del automóvil, fueron procesos brillantes pero que no tuvieron en cuenta los impactos en el medio ambiente; fueron creados bajo una lógica del concepto de bienestar que nos llevó, posteriormente, a un consumo sin límites, sin razón. “Abusamos de nuestros recursos”,  dijo. 

Siguiendo en esta misma línea, Pulgar-Vidal dijo que el ser humano, desde una idea de maximización de beneficios, creó el concepto de naturaleza para convertirse en sobrenatural. Esta idea de que el ser humano puede utilizar la naturaleza está directamente ligada con la religión católica. Por esta razón, actualmente es relevante que el Papa Francisco desarrollara la encíclica sobre la naturaleza, pues el ser humano pasa de ser visto como aquel que tiene el dominio sobre la tierra a ser un habitante más de la casa común. “Es un cambio de paradigma muy importante”, señalaría el expositor. 

Existe una idea generalizada, dijo Pulgar-Vidal, de que el ser humano puede revertir las consecuencias o, en algunos escenarios, vivir en otro planeta. “Siempre creemos que podemos reemplazar lo que perdimos o de buscar una alternativa a lo que dañamos (…) los daños que ya causamos no se van a revertir: la pérdida de los polos, el incremento del nivel de mar, la alteración de las corrientes marinas, con todo esto debemos vivir y lo que tenemos que hacer es adaptarnos a estas nuevas realidades del planeta”. 

Es imprescindible cambiar la conducta humana, y para hacerlo son necesarios los incentivos. “Debemos establecer modelos de la naturaleza en el futuro”, señaló el expositor, “pues estamos llegando a un punto de no retorno donde las afectaciones no solo serán económicas, sino contra la propia vida”. Frente a estas crisis han surgido algunas iniciativas de cambio, como el Acuerdo de París, firmado en 2015  por 55 países que representan al menos el 55 % de las emisiones de gases efecto invernadero en el mundo. Sin embargo, el cumplimiento de este Acuerdo no ha sido el esperado y por eso se han presentado movilizaciones principalmente por jóvenes. 

Lo importante del Acuerdo de París, dijo, es que han establecido metas concretas y objetivos de descarbonización claro en los que algunos países ya están trabajando. En Europa, la idea es reducir el 55 % de las emisiones a 2030 y varios Estados se han comprometido con las emisiones en cero para el año 2050. El problema, sin embargo, es que no todos los países están en la misma sintonía. Colombia y Perú, por ejemplo, necesitan establecer metas concretas y a corto plazo de reducir las emisiones de carbono. 

En este momento, la sociedad debe velar por la protección de los ecosistemas que captan carbono, que retienen agua. Teniendo en cuenta que no hay compromisos políticos claros para cumplir el Acuerdo de París en los plazos establecidos, así como tampoco pactos estatales para proteger ecosistemas como el de la Amazonía, es necesario que la ciudadanía establezca nuevos acuerdos frente a la naturaleza para evitar y prevenir problemas concretos como la deforestación, la fragmentación o la contaminación. 

Las soluciones basadas en la naturaleza también son necesarias. En el mundo existen desafíos concretos que ameritan de soluciones distintas a las convencionales. Para problemas de seguridad alimentaria, por ejemplo, se pueden mejorar los sistemas agro-forestales y restaurar los humedales para, posteriormente, implementar otras medidas como la distribución y acceso a alimentos empleando medidas para apoyar a los productores locales. 

Es un reto social pensar en soluciones basadas en la naturaleza, pero es necesario, dijo Pulgar-Vidal, que se comience a popularizar el término en el mercado de la energía, del transporte, de la construcción, etc. También es clave que las ciudades comiencen a replantear su relación con la naturaleza. En América Latina, cerca del 75 % de la población está concentrada en ciudades. En los centros urbanos se necesita eficiencia energética, protección de los recursos hídricos, medidas de adaptación, cambio de patrones de consumo, entre otros. 

Como puntos finales, el expositor señaló que es importante que se establezca una distribución equitativa de beneficio y responsabilidad por el deterioro de la naturaleza en determinados sectores. Es necesario, además, trabajar en la gobernanza: “el modelo de los ministerios de Ambiente se está quedando corta”, dijo, y hay que mirar, desde la política, a soluciones más integradoras que no minimicen al medio ambiente. También hay que tener cuenta los vaivenes políticos y las resistencias de muchos gobiernos para descarbonizar la energía. También, en este tema, es clave tocar  temas como el del populismo y la corrupción. Para hacerles frente, dijo, es necesario que esta generación haga política saliendo a las calles y defendiendo el medio ambiente. 

Conclusiones 

Al final del seminario, Alejandro Gaviria entabló una conversación con Pulgar-Vidal y con el profesor Manuel Rodríguez Becerra. Primero tocaron un tema difícil: ¿cuáles son las explicaciones de lo que somos? ¿Es nuestra naturaleza humana? ¿Es la cultura, la religión? ¿Es la forma como hemos construido una ideología lo que nos ha permitido acabar con la naturaleza? ¿Es el capitalismo? Estas preguntas fueron formuladas por Gaviria. 

Para Pulgar-Vidal, la respuesta puede estar en un conjunto de todas las razones que expuso Gaviria. Sin embargo, hizo énfasis en algunos elementos de solidaridad. Un país en guerra, por ejemplo, no tiene ningún reparo en utilizar todos los aparatos de producción para enfrentar la crisis, pero cuando se trata del medio ambiente difícilmente se hacen esfuerzos presupuestales por afrontar los problemas. Gaviria y Rodríguez hicieron énfasis en que, desde el aspecto religioso, la encíclica sobre la naturaleza marca un paradigma en la historia del catolicismo y es clave para las nuevas generaciones. Implica, de fondo, un cambio de ética del hombre frente a la naturaleza. 

En segundo lugar, los panelistas hablaron sobre la aceleración. El desarrollo económico llevó a la humanidad a una suerte de sin salida, o de encrucijada, decía Gaviria, como humanidad. En ese sentido, Pulgar-Vidal dijo que las demandas humanas se han centrado en temas domésticos como seguridad y empleo, dejando el medio ambiente en un segundo plano. No obstante, como dijo Rodríguez Becerra, en las ciudades existen movilizaciones importantes en donde se está pidiendo, como medida imprescindible de los gobiernos de turno, la protección de la naturaleza. La agenda climática, señaló el profesor, hoy en día es trascendental en las grandes ciudades del mundo. 

Pese a los populismos o los liderazgos destructivos, como dijo Gaviria, en la cátedra Nuestro Futuro quedaron en evidencia distintos matices de la crisis ambiental revelados por la ciencia. Existen modelaciones exactas sobre el cambiento global, sobre la pérdida de biodiversidad. En ese sentido, Pulgar-Vidal dijo que debemos instaurar una “ética de la conservación” o un nuevo contrato social en el que la igualdad y la innovación sean premisas latentes.  Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), señalaron los panelistas, son un ejemplo de compromisos específicos que deben seguir siendo impulsados. 

Para terminar, el rector Alejandro Gaviria habló sobre unas conclusiones precisas: en la cátedra Nuestro Futuro aprendimos que los fenómenos de la crisis ambiental son complejos y develan cómo se conecta la vida con la tierra. Hay certezas sobre fenómenos irreversibles, como el calentamiento global. Existen respuestas que no son lineales: intervenimos pero no sabemos lo que va a ocurrir. También fue evidente la precariedad de los equilibrios biológicos, de la gran aceleración por el crecimiento económico y de la necesidad de tomar conciencia frente a los cambios, de dejar “la estupidez de la inercia” y de ver, en otro lugar, las ventanas estrechas de oportunidad. 

Para ver la conferencia vía streaming, haga clic en el siguiente video:

 

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