Energías renovables. Este fue un tema central durante el primer día del seminario internacional sobre el ODS 13 (Acción por el clima), organizado por el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Universidad de los Andes (CODS) y la Universidad de West Indies, en la ciudad de Kingston, Jamaica. Durante la primera jornada, diferentes investigadores de la región expusieron sus investigaciones sobre transición energética y estrategias de adaptación frente a la nueva realidad climática del planeta.
El seminario comenzó con una presentación de Felipe Castro, subdirector actual del Centro ODS. La razón de este seminario, explicó, tiene que ver con uno de los objetivos centrales del centro: generar espacios de discusión entre expertos, representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe, el sector privado, las universidades y la sociedad civil en general sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la región. Uno de los logros esperados de este tipo de seminarios es incidir en las decisiones como región de cara a la Agenda 2030 teniendo en cuenta la evidencia científica.
En esta primera fase, el centro se ha enfocado en la discusión e investigación sobre los siguientes ODS: Ciudades Sostenibles (11), Producción y consumos responsables (12), Acción por el clima (13), Vida de los ecosistemas terrestres (15) y economías ilícitas, tema que está en el ODS 16: Paz, Justicia e instituciones sólidas. En 2019, el centro ODS realizó tres seminarios internacionales: uno sobre ciudades sostenibles en la Universidad Católica de Chile, otro sobre los ODS 2 y 15 en Cali y un tercero sobre el ODS 16, sobre justicia e instituciones sólidas, en Ciudad de México .
En el seminario de Jamaica, Felipe Castro lanzó la cuarta convocatoria de investigación del CODS. En esta ocasión, el centro financiará hasta dos proyectos que generen conocimiento sobre el cumplimiento del ODS 13.Por considerarlos relevantes para los países latinoamericanos, se priorizarán los siguientes temas relacionados con el ODS 13: implicaciones para las políticas públicas de la región: i) energías renovables; ii) servicios climáticos; y iii) adaptación y resiliencia. Para conocer más información al respecto, haga clic aquí.
Hacia una transición energética
La primera presentación del panel sobre energía renovable estuvo a cargo de Anthony Clayton, profesor de la Universidad de West Indies y especialista en planeación, energía, seguridad y diversificación económica. Clayton dio unos datos claves en relación a la coyuntura planetaria: en el año 2050, dijo, habrá 110 ciudades que tendrán, cada una, más de 20 millones de habitantes. El mundo será cada vez más urbano: actualmente el 55% de la población mundial, es decir, 4,5 mil millones de personas, viven en ciudades. En 30 años esta cifra alcanzaría los 6,5 mil millones de habitantes.
Revisando cifras de las décadas recientes, Clayton señaló que es importante tener en cuenta que desde el comienzo del capitalismo la pobreza ha disminuido de manera significativa: 1999 había un total de 1 millón 700 mil personas en situación de pobreza, en 2013 la cifra se redujo a 767 millones de personas y en 2016 se presentó un descenso significativo, con un total de 600 millones de personas en situación de pobreza. Ahora, esta aceleración industrial y económica ha traído consigo un aumento en el consumo de energía y materiales.
Actualmente, dijo Clayton, el mundo usa anualmente 100.000 millones de toneladas de materiales: 51.000 millones son en minerales como arena y arcilla; 25.000 millones en cultivos y árboles; 15.000 millones en combustibles fósiles y 10.000 millones en metales. Para el sector de la construcción se emplean 39.000 millones de toneladas de materiales al año, en comida el mundo extrae 21.000 millones de toneladas, en servicios 10.000, en transporte 10.000, en salud 9.000, en bienes de consumo 7.000 y en comunicaciones 6.000.
Existen algunas tendencias: la población crecerá, será más vieja, más rica y más urbana. En 2050, el 70% de la población vivirá en ciudades y necesitará agua, energía y más materiales. Justamente en ese año, según las proyecciones presentadas por Clayton, más del 50% de la población vivirá en zonas con carencias de agua. Es necesario, entonces, aumentar la eficiencia en la producción de energía, así como en el uso de agua. Los cambios en el clima, agregó, también muestran retos específicos para el planeta y es necesario plantear una transición energética a corto y mediano plazo.
Ya existen algunas soluciones que se están implementado. Clayton mencionó los edificios que se sostienen a partir de la energía eléctrica, lo mismo los automóviles. A manera de ejemplo habló sobre el Seattle’s Bullitt Center en Seattle, Estados Unidos, donde existe una eficiencia energética asombrosa gracias al uso de paneles solares. Mientras que durante un año este edificio utiliza 230.000 kilovatios por hora, uno con energía convencional puede utilizar 1.077.000 kilovatios por hora. Con este tipo de tecnologías, se podría reducir el consumo de energía en un 30% en el mundo.
Se necesita, dijo Clayton, inversiones por parte del sector privado y políticas públicas claras del gobierno. En Dinamarca ya existen 20 centrales de energía renovable y el objetivo de este país, uno de los más desarrollados del planeta, es que el 100% de la energía eléctrica sea renovable en 2050. Para Clayton, si como humanidad continuamos con los patrones de consumo actuales, sumado al crecimiento poblacional, será insostenible ambientalmente para el planeta. Por esa razón invitó a los líderes políticos y empresariales a pensar en soluciones de vida sostenibles, en nuevos modelos desarrollo.
Posteriormente, Santiago Arango, ingeniero civil, profesor de la Universidad Nacional de Colombia y PhD en computación, expuso los beneficios y la necesidad de una transición energética en América Latina, mencionando, además de el aprovechamiento de las energías solar y eólica, el potencial de la energía térmica que proviene del océano. Todas estas propuestas, sin embargo, deben ser tenidas en cuenta sin olvidar que el carbón todavía está disponible y que países como Colombia tienen un volumen de reservas que impide que los gobiernos le den la espalda. No obstante, como lo demuestra la siguiente gráfica, los costos de la energía renovable están disminuyendo.
Arango coincidió con el profesor Guillermo Jiménez, de la Universidad de los Andes, quien señaló que “las energías renovables deben adaptarse y validarse en contextos locales, con la participación de las comunidades”. Si bien la transición debe tener en cuenta los contextos económicos de los países, es posible avanzar en casos específicos. A manera de ejemplo, Arango expuso el caso de la Universidad Nacional (sede Medellín), donde se instaló un área de 201 metros cuadrados de paneles solares para generar 32,3 kW y un total de 44.000 kWh al año.
El profesor Arango, adicionalmente, señaló que se puede trabajar en las energías térmicas e hídricas como alternativas al carbón. Expuso la situación de América Latina a partir de la siguiente gráfica:
Por otro lado, el profesor Jiménez habló sobre microredes para distribuir energía eléctrica a nivel local empleando paneles solares y generadores. Señaló que estas se están utilizando en países como México, Honduras, Ecuador, Chile, Colombia y Brasil. Se han ejecutado proyectos con comunidades vulnerables como las de Esmeraldas, en Ecuador , o las de La Guajira, en Colombia, donde se ha trabajado en la apropiación de estas nuevas tecnologías por parte de las comunidades. En las microredes, existe una construcción conjunta con las comunidades locales, de tal manera que su uso impacte, además de la economía, en la cultura.
En este panel también expuso la profesora Belizza Ruiz, del departamento de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Colombia. Para ella, es necesario cerrar la brecha entre los proyectos de energía renovable y los de infraestructura por parte del sector privado y estatal. Si bien existen nuevos proyectos enfocados en la energía renovable, lo cierto es que el crecimiento en las últimas décadas ha sido lento: mientras que en 1990 el 96% de la generación de energía provenía de fuentes convencionales, en 2017 la cifra disminuyó al 88%, abriéndole paso a otras fuentes renovables. Con este ritmo, queda claro que existen retos para acelerar el uso de energías renovables de cara a la Agenda 2030.
En este panel también expuso el director de estudios, proyectos e información de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Andrés Schuschny. En primer lugar, vale la pena señalar que OLADE es una organización intergubernamental que desde 1973 trabaja con los países de América Latina y el Caribe en temas de integración, desarrollo sostenible, seguridad energética y cooperación. Schuschny expuso datos relevantes sobre la electricidad en la región: en América Latina y el Caribe habitan cerca de 635 millones de personas, de las cuales el 80% habitan en ciudades. Actualmente, la generación de energía en la región proviene en un 39.5% de energía térmica no renovable, en un 47.3% de hydro; 4.8% energía eólica, térmica renovable 4.6%, nuclear, 2% y solar, 0.9%.
El expositor hizo énfasis en el aumento del uso de las energías eólicas y solar:
En todo este proceso han sido importantes los compromisos que suscribieron los gobiernos con el Acuerdo de París, el potencial de energías renovables en la región, la disminución de costos (33% menos desde 2009 en la eólica y 80% menos en la solar desde el mismo año) así como el incremento en la oferta de este tipo de mecanismos. Sin embargo, persisten barreras: la inestabilidad macroeconómica de los países, la escasa diversificación económica de los mismos, la incertidumbre sobre la demanda eléctrica, la ausencia de infraestructura y los problemas en el control de precios .
Al finalizar el primer panel, los expertos y Felipe Castro, subdirector del CODS, visitaron el campus de la Universidad de West Indies (Mona), para conocer iniciativas de energía renovable.