La situación que atraviesa el planeta por la pandemia del coronavirus ha dejado varias dudas frente al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para pensar en el futuro de la Agenda 2030, nuestro director (e) Felipe Castro, ofreció una clase abierta para discutir los dilemas y las tensiones que han surgido en la coyuntura actual frente a los ODS y, en particular, frente a su cumplimiento en la región de América Latina y el Caribe. Esta clase, vale la pena decirlo, hace parte del primer curso online gratuito (MOOC) sobre los ODS en América Latina y el Caribe.
Para hablar de los ODS es necesario reconocer que hay dilemas y tensiones entre algunos de los objetivos. Como lo pueden ver en la clase virtual a cargo de Felipe Castro, el planeta ha experimentado unos cambios importantes en términos ambientales que se han materializado en fenómenos como el calentamiento global. Sin embargo, durante el último siglo, la sociedad también ha experimentado cambios nunca antes vistos en términos de reducción de pobreza, calidad de vida y desarrollo económico y tecnológico.
En 2015, cuando se concretó la Agenda 2030 en Naciones Unidas, el mundo estaba experimentando un estado de progreso en cuanto a índices de prosperidad nunca antes visto. No obstante, la humanidad también estaba viviendo las afectaciones naturales de ese modelo: deforestación acelerada, ampliación de la frontera agrícola, pérdida de biodiversidad, incluyendo los arrecifes de coral, entre otros impactos que están afectando al planeta y que ponen en duda su subsistencia.
Con el Covid-19, el escenario es más complejo pero a su vez interesante para replantear las nuevas condiciones de un nuevo futuro. Castro mostró, por ejemplo, que las muertes por las pandemias en el planeta han venido en descenso en el transcurso de la historia y esto se debe, en buena medida, al desarrollo de la teoría microbiana y los avances de la medicina moderna en el tratamiento de enfermedades crónicas. Si bien no está claro cuántas muertes puede dejar el Covid-19, el mundo cuenta con herramientas para hacerle frente. Esto sin dejar de lado que el coronavirus tiene, dentro de sus causas, la intervención desmedida del hombre frente a la naturaleza y los ecosistemas.
En su exposición, Castro ahonda en la gran aceleración, la cual se originó en el siglo XVIII, durante la revolución industrial. Desde entonces, la población ha crecido exponencialmente y así lo han hecho también las emisiones de Co2, de Ch4, el consumo de agua, entre otros efectos directos del desarrollo en la naturaleza. Ha sido, como señala el expositor, un proceso en el que las condiciones sociales y materiales mejoraron de manera sostenida en el tiempo. Y, a su vez, ese proceso ha generado afectaciones ambientales en diferentes dimensiones. La pandemia del coronavirus, paradójicamente, ha significado un respiro a las consecuencias en el medio ambiente producto de la gran aceleración.
Un ejemplo de esas afectaciones es la transgresión de los límites planetarios, los cuales se pueden ver en fenómenos como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Los 193 países que acordaron cumplir con los 17 ODS y sus 169 metas, tienen características de desarrollo distintas, un punto en el que Castro también profundiza en el curso. Teniendo en cuenta las tensiones de los ODS, el Centro ODS para América Latina y el Caribe (CODS) propuso una jerarquización de los objetivos: en un primer nivel están los ODS que se refieren al cuidado del planeta; en una segunda escala los que tienen relación con el bienestar humano, en tercer lugar todo el desarrollo en relación a la prosperidad a través de la innovación y finalmente los cambios en justicia, paz e institucionalidad.
Los dilemas entre los ODS, explicó Castro, deben ser resueltos para construir un futuro sostenible. Hoy, señalaba, estamos ante el dilema de salud o economía y no debería ser así. Las medidas de distanciamiento han afectado a una economía que ha estado basada en la aglomeración, en las ciudades y en un mundo globalizado. Con las medidas de aislamiento, esta economía no ha logrado sostenerse, por lo cual vale la pena preguntarse cómo se pueden generar nuevas formas de desarrollo que garanticen la salud en momentos como el que vivimos.
El Centro ODS ha identificado serias afectaciones del Covid en ODS como el de trabajo y crecimiento económico, educación de calidad, reducción de las desigualdades, salud y bienestar, igualdad de género, hambre cero, entre otros. Y también ha encontrado que ha impactado positivamente en ODS como ciudades sostenibles, producción y consumos responsables, acción por el clima y alianzas. Este tipo de evaluaciones pueden mostrarnos una hoja de ruta para garantizar la estabilidad del planeta y fortalecer el bienestar de la humanidad.
El riesgo actual para el desarrollo económico, dijo Castro, es temporal, más no permanente. En escenarios de crisis anteriores, como la Gran Depresión, las economías se han recuperado. En esta pandemia, no obstante, han quedado visibles varios problemas, como la desigualdad, la ausencia de oportunidades y los impactos del virus en diferentes escalas. La emergencia desatada por el Covid-19 además, ha significado un respiro para el planeta: las emisiones contaminantes han disminuido sustancialmente y los ecosistemas han comenzado a recuperarse. Además, a diferencia del Covid-19, la crisis ambiental global puede tener impactos permanentes en la vida de las personas. Todo lo que ha estado pasando, concluye Castro, nos da pistas para la construcción de un nuevo futuro.
Para conocer la presentación completa haga clic aquí: MOOC_Webinar1.